martes, 26 de noviembre de 2019

Lo mismo, pero en serio.


I.

Ahora quiero lo mismo, me dijo, pero en serio.

Yo no entendía de qué hablaba ni quería entenderlo, tampoco.

Estábamos sentados, bebiendo, y habíamos estado hablando de una serie de cosas que prefiero no recordar.

Entonces fue que ella dijo aquella frase y yo esquivé su mirada y bebí de golpe la quinta cerveza.

No es una opción, agregó. Tú sabes que no es eso.


II.

A veces ella era sí.

Generalmente cuando se emborrachaba y se hacía de noche.

Podría decirse que cambiaba su actitud y apretaba un freno.

Entonces exigía cosas.

Cosas para uno, en todo caso.

Supuestamente para el bien de uno.


III.

Solíamos juntarnos al menos una vez, cada año.

De pronto quedábamos y ella me contaba sobre lo que había hecho.

Bebíamos un poco y entonces yo, por el contrario, le contaba sobre lo que no había hecho.

Año por medio terminábamos en la cama y nos arrepentíamos después.

En su casa guardaba todavía una novela corta que yo había escrito a los 18, y de la que no tenía copia.

De eso hablábamos la última noche.


IV.

Pensé que bromeaba, pero resultó ser cierto.

Antes de juntarse conmigo, esa tarde, había quemado mi novela.

Según ella me haría bien saber que ya no existía.

Era buena, me dijo, pero en ese entonces no sabías de qué hablabas.

Ahora quiero lo mismo, pero en serio.


V.

Pensé en decirle que se equivocaba.

Que solo en ese entonces sabía yo de qué hablaba.

Pero tal vez no era cierto.

Nos fuimos a su casa después de la sexta cerveza y me mostró las cenizas.

Había quemado la novela en el interior de una olla vieja.

Mientras la observaba, pensé que yo también estaba viejo.


VI.

Terminamos en la cama esa vez, pero fue distinto.

Yo estaba en otro sitio y ella tal vez ni siquiera estaba.

Por la mañana desayunamos juntos y ella me propuso presentarme un editor.

Un tipo que había trabajado en la revista del diario donde ella publicaba unas notas.

Le dije que sí, pero ambos sabíamos que no terminaría haciéndolo.

Finalmente, nos despedimos, como si fuésemos a volver a vernos.

Ambos sabíamos, sin embargo, que no era cierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales