lunes, 12 de enero de 2015

Una nube con el rostro de Hitler.



Aparece una nube con el rostro de Hitler.

Muchos la ven, pero nadie se atreve a comentar el parecido.

En pleno verano.

Agobiados por el calor.

Una única nube en el cielo.

Una única nube en el cielo y con el rostro de Hitler.

Disimuladamente, algún transeúnte la fotografía.

Eso es lo que sucede.

Deben hacer unos 35ºC en este momento.

Yo voy con un niño y una mujer.

El niño levanta la mano y la mujer le detiene el brazo.

En la otra vereda sucede algo parecido.

Dile algo, me dice la mujer. No deja de mirar el cielo.

No se me ocurre qué decir.

Al niño de la vereda de al frente le han dado un palmazo en la mano.

Por un momento se me ocurre decirle que es Chaplin, pero no lo hago.

Compremos unos helados, dice entonces la mujer, apurando el paso.

Lo hacemos.

Ella compra uno de frutilla.

El niño uno de vainilla.

Yo uno de chocolate.

Volvemos a caminar, pero comentamos cosas sobre los helados.

La mujer saca un pañuelo y le limpia la boca al niño.

Mientras lo hace yo observo que la nube comienza a deshacerse.

De cierta forma es un alivio.

No recuerdo hacia dónde vamos.


2 comentarios:

  1. Sólo se me ocurre pensar que el poema es muy inquietante, tal como se hace notorio una forma de pensar de alguna parte, ante los atentados en el país vecino y esa forma de pensamiento radical de una mujer que recuerdan al personaje.

    Un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  2. Va por ahí... Y por la necesidad de creencias -falsas o no-, que parchen la falta de sentido...
    Hablar de lo que no se dice.

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales