“Tú aún no sabes de qué va el mundo”
H. M.
Y entonces ella vino y comenzó a hablar de su
trabajo. Dijo que era azafata, que volaba semana por medio y que era un buen
trabajo. Beneficios, viajes… ya sabes… esas cosas. Me refiero a que describía
lugares, contaba anécdotas, explicaba detalles de los procedimientos… Pero
claro, el punto es que mientras ella lo decía nosotros veíamos que era gorda.
No gorda así, anchita… era gorda gorda. Gorda mal. Y entonces, aunque el
discurso fuera de lo más lógico había algo que no encajaba. Es decir, ella
contaba su historia, pero la veíamos esforzarse en dar un par de pasos y entonces
nosotros calculábamos si ella cabía o no por los pasillos de un avión. No lo
hacíamos de burla… no creas. Lo que pasa es que era gorda de esas que no ves ni
en la calle… Si la hubieses visto entenderías. Y bueno… seguimos escuchando,
pero de vez en cuando nos mirábamos y sabíamos que había ahí algo equivocado… O
sea, si cerrabas los ojos todo era lógico… O si le quitabas 70 u 80 kilos, todo
podía ser cierto, pero así, con la evidencia, no encajaba… Entonces ella volvía
y seguía hablando sobre sus viajes… y explicaba que ver el mundo era en
realidad recorrerlo… que había una sensación extraña luego que le habías dado
un par de vueltas… como que volvías sobre ti mismo de una manera distinta, creo
que dijo... Y es que si no hubiese estado lo de su gordura me hubiese
interesado más en sus palabras, pero dada la situación apenas podía escuchar lo
que decía. Ella reflexionaba entonces, según recuerdo, sobre mirar el mundo,
desde fuera, y explicaba que desde su rol de azafata el mundo era otra cosa… y
aunque ellos llegaran a esos lugares del mundo, ella, desde su rol, seguía
estando fuera… Algo así decía, según recuerdo. El problema fue que entonces,
ante nuestro silencio, ella empezó como a molestarse… O sea, nosotros tratábamos
de disimular nuestra incredulidad, pero tal vez se notaba… y es que era una
situación que se volvió hasta agresiva… Fue como si nos comenzara a tratar como
inferiores… Ustedes no van a entender,
porque ni siquiera saben de qué va el mundo, creo que dijo… Fue así el
final de la conversación, más o menos. No nos echó de la casa, ni nada de eso,
pero la situación fue igualmente molesta… El punto es que nos fuimos,
igualmente. Bajamos de su departamento y ni siquiera nos miramos. La situación,
recuerdo, seguía siendo incómoda, incluso para nosotros… Tanto así que no
recuerdo, por ejemplo, que habláramos del tema. De hecho, ni siquiera
comentamos lo absurdo o extraño de la situación, con el tiempo... Con todo,
trato de dejar un pequeño espacio para creer que su historia es cierta y que en
este mismo momento ella puede estar sobrevolándonos, como azafata. De ser así,
supongo que debiese reconsiderar su apreciación respecto a no saber de qué va el
mundo... Quizá tú no vas a entender porque no la viste, claro, y mi historia
debe sonar sin sentido alguno. Yo te confieso que tampoco entiendo, en todo
caso, pero no comprendo de una forma distinta… Todo es raro, no crees… Todo.
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