“Al fondo de una copa de vino
encontré una moneda de oro
que había perdido su valor”
Soñé que estaba en un lugar lleno de monedas.
Un lugar inmenso, como un desierto casi, solo que
en vez de arena estaba lleno de monedas pequeñas.
No eran monedas de gran valor, pero como estaban
dispersas por todas partes, era absurdo dejarlas ahí y comencé a recogerlas.
Llené mis bolsillos, mis manos, y hasta anudé una
chaqueta que me sirvió como saco para llevar una cantidad mayor.
Luego de hacer esto, sin embargo, debía decidir
hacia dónde ir, y ahí comenzó el problema.
Me refiero a que no había puntos de referencia, y
claro, en el sueño, tampoco tenía claro qué debía hacer o hacia qué lugar
dirigirme.
Con todo, me la jugué por una dirección y comencé a
caminar, en línea recta.
Así, tras avanzar un poco, comprendí que sería
menos cansador dejar las monedas que estaba cargando, pues el suelo seguía
repleto de ellas y pensé que podía recogerlas en cualquier momento.
Seguí, entonces caminando.
Poco después, en el sueño, comenzaban a observarse
monedas un tanto más grandes… más valiosas.
Las recogí.
Las seleccioné primero, por supuesto, pero
finalmente las dejé también donde estaban, pues pensé que en la dirección que
iba –cosa que estaba comprobando, por lo demás-, el tamaño de las monedas
seguiría creciendo a medida que avanzara.
Mi hipótesis fue correcta, por cierto.
Es decir, las monedas iban creciendo, paso a paso.
Lamentablemente, me encontraba tan cansado que no
recogí ninguna.
Así, finalmente, recuerdo que intenté dormir sobre
esas monedas…
Y lo logré.
Debo haber despertado en ese instante.
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