jueves, 20 de marzo de 2014

Tres actos.


Primer acto:

-Yo no hablo de eso… Yo hablo de algo así como un radar para captar el mundo… Porque claro, sabido es que vivimos en la sombra del mundo… en la proyección… Por eso, el mundo es más bien algo pequeño que se encuentra dentro de la proyección del mundo real, original… O sea, no sé si dentro, pero el mundo está rodeado de la proyección de sí mismo… Así, tal vez, ocurra que algún día nos tropecemos con el verdadero mundo… igualito que encontrarse de golpe con una piedra, solo que de otra consistencia… Más dura quizá… más dura, pero viva e infinitamente más frágil… Por eso necesitamos el radar… Por eso.


Segundo acto:

-Tres momentos… Yo creo que hay tres momentos. Tener más sería un abuso, casi… algo innecesario… Tú los eliges y te presentas, luego te clasifican. Un nombre. Una forma de ser. Un ser. Te sentiste especial toda tu vida y de pronto descubres que fuiste una especie de chiste en tres actos y te dan un nombre… y te determinan. Lo peor de todo, sin embargo, es que la clasificación es perfecta. Estoy seguro que si la escuchas ya no alegas. La resignación como un dolor tan preciso que dejas de sentir de inmediato. Ese eres tú. Un nombre. Una frase. Un ruido. Puede que hasta rías. Como en un chiste. No importa si lo entiendes. No tanto.


Tercer acto:

-La biblioteca… pero esta vez la biblioteca como un refugio que ya no basta. Porque llegar a un refugio no te protege de lo que sucedió antes… No importa si ahora por fin está ordenada… No sé si me explico. Es decir, si te balean no vas al refugio. En el refugio te desangras… Puede que sea agradable, no lo niego… Dejarse ir… mezclar palabras. Desilusionar con estilo al que esperaba más de ti… o del lenguaje… o hasta del mundo. Pero claro, también está el refugio dentro del refugio, la biblioteca dentro de la biblioteca… el lugar secreto ese…Tiene que haberlo. Quizá ahí también esté ese tú chico como el mundo y descubras que fuiste proyección. Que te tropieces contigo mismo, en pequeño, con el verdadero tú mismo. Una piedra. Un Corazón. Quién sabe. Un chiste tal vez. Pero uno que provoca una alegría necesaria. El dolor preciso que dejas de sentir de inmediato… ¿Lo tienes?

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