martes, 11 de febrero de 2014

Té verde con algunas frutas.



Hace unas semanas puse a secar té verde con algunas frutas. Hoy descubrí que la mezcla estaba lista. Hice un poco con durazno, otro con manzana, un tercer intento con guayaba y el último con mango. Descontando el último que no quedó muy bien los otros los probé con calma y los guardé en frascos de vidrio. Saqué una tetera de loza que no usaba hace mucho y los fui probando. Con calma. Más tarde encontré unos archivos con fotos que creía perdidas y las estuve viendo. Compartí algunas. De paso descargué unas películas que quería ver hace tiempo y anduve en bicicleta. Luego catalogué algunas películas. Leí un poquito. Busqué. Crucé unos mensajes con mi hijo pues estos días se queda con su madre. Intenté hacer una pausa y ordenar, para variar, la biblioteca interna. Recuerdos. Sensaciones. Cosas de ese estilo, me refiero. Con todo –y no sé bien por qué-, mi corazón no cede. Sé que es cursi, pero la sensación es exactamente similar a lo que sucedió con el té. Me refiero a que en este momento mi corazón debe tener buen aroma, pero está, sin duda, en un frasco de vidrio. Un pie en un zapato. Una mano en un guante. Así me siento. Si me mueven estoy seguro que cae nieve dentro mío como en esas esferas antiguas. Nieve que no refresca, por cierto, pero que ve bonita. Y sí… quizá hubo un momento en que debí llorar y no lo hice. O quizá hubo un momento en que debí reír y no lo hice. Todavía hace calor y es de madrugada. Cierro los ojos, un poquito. Quizá hubo un momento en que debí quebrar los frascos y salir corriendo por las calles. Quizá simplemente estoy solo.


2 comentarios:

  1. Usted metió el té en los frascos, no sea llorón y arrégleselas porque de cualquier forma se puede.
    ... saludos :)

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  2. Que linda imagen, esa de que te muevan y caiga nieve como en las esferas antiguas.

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