“No cambiar nada,
para que todo sea diferente”
Esa delicadeza no es mía. Ni fuerza ni delicadeza,
si soy sincero. Constancia quizá. Sí, eso. Eso recuerdo de ese entonces. Unos
tíos me llevaban a la playa. También me compraban ropa. Creo que ellos
discutían. Yo iba en el auto, en silencio y ellos discutían. Paramos en un
restaurant. Nunca había estado en un restaurant. Creo que era el de un hotel,
aunque el recuerdo está borroso. Tenía manteles. Eso lo recuerdo porque yo
pensaba qué hacían con ellos cuando se ensuciaban. Me refiero a que la gente
comía y no se ensuciaban. O no los cambiaban, al menos, a la vista de todos.
Entonces me preguntaban por el colegio y esas cosas. Yo respondí. Luego pedí de
comer lo más barato. Sin bebida. Dije que no tenía sed. Toda la gente en las
mesas parecía importante. En medio de proyectos, cosas por hacer. Podías creer
en ellos, me refiero, como en los manteles limpios. Fue entonces que a mi tía
se le cayó algo y yo me agaché a buscarlo. Puede haber sido un anillo, no
recuerdo. Y claro, ahí lo vi. Bajo toda esa pulcritud había un chicle bajo la
mesa. Lo miré. Luego recogí lo que se había caído y terminé la comida. Pasé al baño
antes de irme. Aproveché de tomar agua. Otras personas entraban ponían
expresiones serias frente al espejo y volvían a salir. Ellos tienen chicles
bajo la mesa, pensé. Mastican chicle. Mastican con desgano, imaginé. Estoy
seguro que no recuerdan el sabor. Mis tíos me habían comprado zapatillas. Yo
llevaba un cortaúñas en el bolsillo, que me había echado mi mamá. El cortaúñas tenía
una pequeña navaja. Cuando nadie me vio saqué la navaja y le hice un par de
cortes a mis zapatillas. Tienen chicles bajo las mesas, pensaba. Entró mi tío y
me preguntó si estaba llorando. Yo le dije que no. No lo estaba, de hecho.
Antes de salir miré mi rostro en el espejo y se veía triste. Delicado, incluso.
Esa delicadeza no es mía, me dije. Ni fuerza ni delicadeza, si soy sincero. Entonces,
salí del baño con una mano en el bolsillo empuñando mi pequeña navaja. Y no,
tampoco es constancia, ahora que lo pienso. Otra familia se sentó en la mesa
que habíamos dejado.
me gusta el epígrafe. no sé si gustar sea la palabra, me hace sentido quizás?
ResponderEliminarSaludos
Ellos mastican chicle.
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