Apuntes:
Parte I.
Todo comienza con un hombre construyendo una
máquina. Una nave, digamos. Planos, estudios, diagramas… debe estar rodeado por
elementos que demuestren que su construcción es fruto de una investigación
minuciosa. Artesanal quizá, pero minuciosa.
Luego debe escribirse una escena en la que el
hombre prepare un jugo. Un jugo en polvo, instantáneo, pero que se vea
saludable. Es decir, el hombre debe fijarse en los datos del jugo, abrir la
llave del agua un rato antes de echar en un jarro… revolver con cuidado… oler
antes de tomar… Y claro, llevar consigo un vaso hacia su lugar de trabajo.
Parte II.
Es de noche y el hombre sale a caminar.
Observa. Debe ver el mundo como si cada
información recolectada -incluso la forma de caminar de una persona, por
ejemplo-, pudiese llegar a tener
utilidad en su tarea.
No debe quedar impresión de frialdad, sin embargo.
Su tarea es noble. Es decir, debe desprenderse de la descripción de sus
acciones, de su ritmo, que lo impulsa una buena sensación.
Así, puede tropezarse y reírse, por ejemplo.
O acercar la mano hacia un perro o una planta, sin
saber muy bien para qué.
Parte III.
Otros personajes. Vecinos tal vez. Pequeñas
conversaciones. Nada superficialmente profundo. De a poco, sin embargo, debe
extraerse de dichas conversaciones la información sobre la construcción del
protagonista, de quien se ríen un poco los otros personajes.
-¿Dijiste que construye una máquina para viajar a
La Tierra?
-Exacto.
-Pero ya estaos en la Tierra.
-Lo sé.
-Entonces es un estúpido.
-Al contrario… De hecho, esa es la única máquina
que existe en el mundo, que no puede fallar.
Parte IV.
A través de ciertos apuntes de bitácora, aunque principalmente
a partir de sus acciones, el protagonista debe dar a conocer ciertos rasgos de
su propósito…
Dicho propósito, si bien no se enunciará
explícitamente, debe traducirse en el deseo de descubrirla… comprenderla… más
allá de la información concreta.
Dar un paso en ella, podría decir, a respecto, el
protagonista.
Parte final.
Lluvia. Cae sobre la nave. No debe decirse si el
hombre ya viajó en ella o no. De hecho,
por momentos, puede crearse la sensación de que el hombre está dentro de la
nave.
Eso, poco más.
Debe redactarse de tal forma que el lector traslade
su atención desde el hombre y la nave, hasta el hecho de la lluvia cayendo
sobre la tierra.
Que el lector se dé cuenta que eso es lo
importante.
Que esa es la realidad con la que él puede
comprender, y tener contacto.
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