"Y si te sientes desgraciado
sonríe y piensa en Leopardi"
Otto Wingarden.
Como es día especial y las parejas andan por
doquier yo me las doy de duro y salgo entre ellas. Todo está lleno de gente de
la mano, globos con forma de corazón y largas filas en los restaurantes. Si
hasta la música es distinta a la habitual y las baladas románticas inundan los
centros comerciales y hasta los supermercados.
De hecho, parece que la gente sola no sale hoy día.
Así, caminando, descubro que en un supermercado los
chocolates están con rebaja y también los vinos. Dos por uno, decía el anuncio.
Así era.
Lamentablemente, eso sí, los chocolates importados
no entraban en la promoción y los vinos reserva tampoco, así que desistí de las
ofertas y fui hasta el sector de las carnes.
Busqué entre las envasadas y en un rincón medio
olvidado encontré la bandeja que buscaba.
Bistec de corazón.
Venían cuatro.
Yo pensé que ya no vendían.
Compro también unas cebollas, perejil y ajo, pues solo me quedaba en polvo.
También escojo unas papas.
Ya en casa me esmero en preparar la carne.
Y claro, como el corazón es un músculo y a veces
queda duro lo cocino dos veces.
Primero con cebolla y ajo, más cocción que fritura.
Luego hago una salsa con pimienta, perejil y ajo y frío la carne en mantequilla.
Las papas las meto al horno y luego las doro.
Corto también unas tiritas de pimentón y las agrego
a la cebolla.
Sirvo.
Descorcho un vino.
Pongo un disco de los rollings.
Este sí es un buen corazón, me digo.
Una cena perfecta, para el día de San Valentín.
*Aclaro que en este día no nos juntamos con mis
amigos solteros, porque nos sentimos gays.
Buena "receta"
ResponderEliminar=)
ohhh que ricooo! mi vieja hacía un bistoco de corazón increible (quizás era de higado, que a veces es más corazón que el corazón... en cualquier caso le quedaba maravilloso! así mismo con cebolla y perejil!)
ResponderEliminarinteresante analogía
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