“Si eres tan listo,
¿Por qué no eres rico?”
Refrán popular.
I.
A razón de una pepita de oro por semana
trabajó el señor Campbell.
Treinta años trabajó
y juntó las pepitas en tres pequeños sacos.
No gastó nada, en esos años,
salvo la pequeña herencia de su padre.
Con todo, y sin invertir,
llegó a ser famoso el señor Campbell.
En Canadá, por ejemplo, hay una canción
que habla de este buen trabajador.
No gastó el oro,
pero se gastó la vida, dice el estribillo.
Es una buena canción.
II.
Una vez en un cerro
encontré en un pozo tres extraños sacos.
Ahí, en el pozo,
recuerdo que pensé en lo ahorros del señor Campbell.
Pero claro, yo me metía al pozo
para encontrar cosas distintas a unos puñados de oro.
Era extraño, ahora que lo pienso,
subir a la montaña, me refiero, para meterme a un pozo.
Me gustaba estar ahí, sin embargo,
y de vez en cuando sentía yo que merecía también una canción.
Nunca canté, no obstante,
melodía alguna.
Tampoco, por cierto, hubo sacos ni pepitas,
y nunca, se me ocurrió sin asco la idea de acumular riqueza.
Y es que el sol apenas llegaba unos minutos
al fondo húmedo de aquel pozo… y eso era suficiente.
Ir por esa luz, me refiero, era suficiente.
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