miércoles, 30 de junio de 2010

Fin de mes / Tres películas

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Se acaba el mes otra vez. En esta ocasión lleno de trabajo en los colegios y quizá con menos tiempo para más lecturas u otras cosas. Me gustaría sin embargo, referirme a algunas cuantas películas que vi este mes y que quizá valgan algunas palabras, al menos. Por tiempo elegiré sólo tres, de las que encuentro además links para bajar de forma fácil y sus respectivos subtítulos, por si alguien se anima.


A) Chronopolis, de Piotr Kamler (1983)

Veo esta extraña película de animación (Stop Motion, básicamente), motivado en parte por una reseña en la que se señalaba que la obra estaba basada en un libro de J. G. Ballard que me había llamado bastante la atención.

El film en cuestión intenta dar cuenta de una ciudad "espacial" donde unos seres se encargan de crear el tiempo. Estos seres, por lo demás, parecen jugar con esta creación que se refleja de una manera visual a partir de elementos concretos, los que son manipulados por estos seres quienes los manejan de una extraña forma, cuyo significado específico no logré desentrañar.

Es cierto, la película llega a cansar por momentos, quizá porque la narración que se desarrolla no está hecha por actos convencionales, -los cuales necesitarión justamente de tiempo para desarrollarse-, sino que estos "actos" son más bien pausas, elaboradas a partir de juegos enigmáticos que ocurren fuera del tiempo, entre los espacios en blanco que quedan entre un segundo y otro.

Algo más interesante se torna la historia cuando un personaje humano logra llegar hasta esta ciudad, y se relaciona con estos "elementos concretos" que son la sustancia del tiempo, aunque tampoco se llegue a un desarrollo de acciones bien establecido, y lo interesante -del argumento- termina por diluirse nuevamente.

Sin embargo, -más allá de que no pueda defenderla ni recomendarla efusivamente-, me parece una obra que, si bien propone una interpretación algo abstracta de la novela de Ballard, posee cierto atractivo que pasa a veces por su propuesta visual, por su música (en momentos) y principalmente porque, más allá de que no sea muy de nuestro gusto, se nota que el resultado final, fue el que el director quiso lograr.

Por último, creo que a Ballard, por más que no haya entendido mucho algunas cosas de la película le habría gustado bastante.

"Se nota que es un film polaco", habría dicho. "En todo sentido".


Links (encontrados por la web)



B) Arrebato, de Iván Zulueta (1979)

Interesante película española, a pesar de innumerables peros que podría enumerar, pero que de cierta forma siento no vienen al caso. Luego explicaré por qué.

La película habla sobre el lenguaje cinematográfico, como un experimento que adquiere vida propia, y que quita vida, por cierto. Un mirar que se transforma en ser mirado. Un absorber imágenes que se transforma en un ser absorbido. Un vivir que se ve truncado y que no parece tener salidas.

Y es que los personajes que aparecen en esta película son seres que parecen consumirse poco a poco. Algo hay en esta película que los consume... algo desagradable que llega hasta nosotros como espectadores, pero cuyo desagrado también nos atrapa, de cierta forma.

La película parece así descomponer su propia trama, desencajar las acciones, desestimar la vida de los propios personajes. Sexo, drogas, proyectos cinematográficos... todo en esta película parecen muñones, puertas que dan a cuartos oscuros, húmedos, donde algo acaba de desaparecer, de perderse, de desperdiciarse.

Y este desperdicio, este parecer botar un guión por la borda, termina por atraer, por hacer de esta película una obra completa, por hacernos partícipes de este arrebato, de este perder el control: de poner fuera de uno mismo algo que nos desagrada ver fuera de nosotros...

Y es que la película de Zulueta existe "fuera de nosotros", y al no ingresar nunca a nuestro ser, al no congraciarse con nuestras emociones, comienza a vivir realmente, como debiera hacer toda forma de arte.

Por eso no creo valga la pena desarrollar los peros que puedan hacérsele, porque esta película trasciende esos peros y se estable como una obra, como algo completo, como algo desagradable, pero con una existencia fuera de toda duda. Como un perro extraño que está en una calle que vas a atravesar en medio de la noche y que no sabes qué puede hacer, sólo ves que se te acerca demasiado y que te mira de una forma extraña, y ya es tarde para hacerle el quite o buscar otra calle. Si ya empiezas a ver esta película de Zulueta, por más que te desagrade e incomode, no vas a dejar de verla, y cuando quieras comentar algo de ella, te costará hablar de sus defectos, porque sabes que en cualquier momento esta película puede lanzarse sobre ti y morderte la cara y demostrarte que sí era una obra de arte, y que no tuviste ojos para verla .

Una película que le habría gustado hacer a Lynch, pero que le salió a otro.

Una película que quedar arrojada como un guante en una pieza oscura. Pero no como un guante cualquiera, sino como uno que tiene además, una mano adentro.




C) La noche de la iguana, de John Huston (1964).


Para el final, aunque brevemente, unas palabras para esta tremenda película de John Huston. Una obra hecha en base al guión teatral de Tennesse Williams y que, según mi opinión, llega incluso a superarlo.

Y es que John Huston parece captarla en su totalidad y llevar al extremo a sus personajes, excelentemente interpretados por Burton, Ava Gardner y Deborah Kerr –aunque muchos otros papeles menores ayudan también a mantener en alto esas primeras actuaciones-.

Una película que pone variados temas en su superficie, como si “limpiando” un lago para encontrar un cadáver, los garfios dieran con un sinnúmero de cuerpos que, extendidos en la orilla, se descubren a sí mismos como seres que aún respiran.

Una obra donde el discurso y el mundo existente en cada personaje, -con una problemática interesante y particular-, se encuentra con otros discursos igualmente interesantes, aunque totalmente distintos entre sí: dando como resultado una atmósfera perturbadora, donde todos los nudos presentes en los personajes, parecen dar forma a una metáfora profunda, a un significado que, si bien está presente en la obra de Williams, se potencia en la película de Huston, ya que éste le aporta una trascendencia, una espiritualidad, que Williams no alcanza –no se interesa por alcanzar- del todo. Como si con todos esos pequeños nudos, se creara en la película una figura mayor, un ser distinto, que no existiría de no ser por la existencia de todos esos nudos particulares, pero que a la vez respira, por algo que va más allá de esos mismos nudos. Algo que los trasciende.

Y es que Huston, si bien más simple e ingenuo que Williams, parece aún creer en cosas en que el dramaturgo ya no cree; y esa misma fe, esas creencias, enriquecen la obra teatral otorgándole una dirección nueva al significado primero, y fortaleciendo, por tanto, su sentido.

Una obra excelente, con un guión maravilloso y actuaciones soberbias. Una de las mejores películas de Huston, muy cuidada además en las imágenes y hasta en el vestuario de algunos personajes. Una película rica en fiebres, desequilibrios y hasta en redenciones.
Una película grandiosa.

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