Completo la lista de estas fábulas sin moraleja con las últimas 4... quizá más adelante las tome, revise y corrija, aunque en realidad no creo que termine haciéndolo. En fin, ahí les van:
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Fábula VI:
El pájaro que construyó su nido sobre el árbol caído.
Un pájaro prefirió hacer su nido sobre un árbol caído, por lo que todos los demás lo molestaban.
Ahí vivió, creció y hasta anidó sus huevos.
Gracias a eso, cuando el mundo entero se vino abajo, su derrumbe fue menos terrible que el del resto.
Y su dolor, prácticamente, no fue percibido.
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Fábula VII:
El lobo que llegó al final de su cuerda.
Érase una vez un lobo que vivía en una casa.
Una casa en que nunca supieron que era un lobo.
Hasta que un día llegó un hombre instruido a aquella casa.
Y les dijo a todos que el perro que tenían era en verdad un lobo.
Pero el lobo que no sabía que era lobo
No comprendió entonces qué sucedió en aquella casa
¿Por qué me atan a esa cuerda? Pensó el lobo.
Y su pensamiento fue un aullido que recorrió toda la casa.
Los hombres asustados al interior de la casa
Enseñaron a sus hijos que aquello que era un lobo
Debía estar atado lo más lejos posible de la casa
Pues nunca se conoce de verdad el corazón que habita al lobo.
Los niños lo miraban, y decían: ¡oye lobo!
¡No se te ocurra venir a comernos a la casa!
Pero el lobo que no sabía que era lobo
Con una de sus patas saludaba hacia la casa.
(Mientras sentía la cuerda en su garganta)
Esa misma noche su cuerda exploró el lobo
E intentó comprender lo que ocurría en esa casa
Pensaba ¿por qué hoy me gritan lobo?
¿Y se me impide el acceso a aquella casa?
Vio llegar entonces, otros hombres extraños a la casa.
No mordió, no aulló, nada de eso intentó el lobo
Sus ojos intuían la amenaza en esa casa
Esta cuerda del delirio me sujeta, pensó el lobo.
Tres hombres apuntaron hacia el lobo
Con armas que colgaban en el muro de la casa
Los niños espiaban y gritaban: ¡oye lobo!
¿Por qué te disfrazaste y viniste hasta la casa?
Pero el lobo no contesta y un sonido retumba en esa casa.
El lobo muerto tironea comprendiendo: “yo era un lobo”
Y rompiendo aquella cuerda se lanza hacia la casa
Pero un lobo muerto no es ya un lobo
(Aunque siga sintiendo la cuerda en su garganta)
¿Cuéntame la historia de ese lobo?
Dicen los hijos de los niños que habitaban esa casa.
No podemos, no sabemos, no hay un lobo
Les dicen, que pueda unirse ya con la palabra casa.
Y es que la historia completa de ese lobo
Apenas tiene el largo de la cuerda que lo ataba
Érase una vez un lobo que vivía en una casa.
Una casa en que nunca supieron que era un lobo.
Hasta que un día llegó un hombre instruido a aquella casa.
Y les dijo a todos que el perro que tenían era en verdad un lobo.
Pero el lobo que no sabía que era lobo
No comprendió entonces qué sucedió en aquella casa
¿Por qué me atan a esa cuerda? Pensó el lobo.
Y su pensamiento fue un aullido que recorrió toda la casa.
Los hombres asustados al interior de la casa
Enseñaron a sus hijos que aquello que era un lobo
Debía estar atado lo más lejos posible de la casa
Pues nunca se conoce de verdad el corazón que habita al lobo.
Los niños lo miraban, y decían: ¡oye lobo!
¡No se te ocurra venir a comernos a la casa!
Pero el lobo que no sabía que era lobo
Con una de sus patas saludaba hacia la casa.
(Mientras sentía la cuerda en su garganta)
Esa misma noche su cuerda exploró el lobo
E intentó comprender lo que ocurría en esa casa
Pensaba ¿por qué hoy me gritan lobo?
¿Y se me impide el acceso a aquella casa?
Vio llegar entonces, otros hombres extraños a la casa.
No mordió, no aulló, nada de eso intentó el lobo
Sus ojos intuían la amenaza en esa casa
Esta cuerda del delirio me sujeta, pensó el lobo.
Tres hombres apuntaron hacia el lobo
Con armas que colgaban en el muro de la casa
Los niños espiaban y gritaban: ¡oye lobo!
¿Por qué te disfrazaste y viniste hasta la casa?
Pero el lobo no contesta y un sonido retumba en esa casa.
El lobo muerto tironea comprendiendo: “yo era un lobo”
Y rompiendo aquella cuerda se lanza hacia la casa
Pero un lobo muerto no es ya un lobo
(Aunque siga sintiendo la cuerda en su garganta)
¿Cuéntame la historia de ese lobo?
Dicen los hijos de los niños que habitaban esa casa.
No podemos, no sabemos, no hay un lobo
Les dicen, que pueda unirse ya con la palabra casa.
Y es que la historia completa de ese lobo
Apenas tiene el largo de la cuerda que lo ataba
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Fábula VIII:
Los ratones que aprendieron a tocar la trompeta.
Hay que tener fe, les dijo el gran ratón, e ir donde ese gato y tocar siete veces las trompetas.
Los ratones practicaron.
Los ratones aprendieron.
Los ratones fueron donde el gato y tocaron siete veces las trompetas.
Pero el gato en vez de derrumbarse se los comió a todos, y escupió las trompetas.
Y es que los ratones habían tenido fe, pero no la fe correcta.
Hay que tener fe, les dijo el gran ratón, e ir donde ese gato y tocar siete veces las trompetas.
Los ratones practicaron.
Los ratones aprendieron.
Los ratones fueron donde el gato y tocaron siete veces las trompetas.
Pero el gato en vez de derrumbarse se los comió a todos, y escupió las trompetas.
Y es que los ratones habían tenido fe, pero no la fe correcta.
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Fábula IX:
La hormiga que advirtió su porvenir.
En poco tiempo más, decía la hormiga, todo aquello que hemos construido se lo llevará el agua, y un animal extraño con un hocico largo y una gran lengua, nos comerá a todas las que aquí trabajamos.
Las hormigas que escuchaban se detuvieron un momento y corrieron la voz de unas a otras.
-Pero, ¿moriremos todas? –preguntó una hormiga.
-No, sobrevivirán algunas, -respondió la adivina.
-¿Y sobreviviré yo? –preguntó otra.
Pero antes que la adivina pudiese responderle, las otras les dieron muerte a ambas.
Y luego siguieron trabajando.
En poco tiempo más, decía la hormiga, todo aquello que hemos construido se lo llevará el agua, y un animal extraño con un hocico largo y una gran lengua, nos comerá a todas las que aquí trabajamos.
Las hormigas que escuchaban se detuvieron un momento y corrieron la voz de unas a otras.
-Pero, ¿moriremos todas? –preguntó una hormiga.
-No, sobrevivirán algunas, -respondió la adivina.
-¿Y sobreviviré yo? –preguntó otra.
Pero antes que la adivina pudiese responderle, las otras les dieron muerte a ambas.
Y luego siguieron trabajando.
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