lunes, 21 de junio de 2010

Sueño con escribir un cuento para niños.

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Sueño con escribir un cuento para niños. Un cuento que les haga sentir algo adentro y que les haga brillar los ojos. Sueño con escribir un cuento que sea como mirarlos a todos y ser mirado.
No me importa que lleve mi nombre o que sepan que fui yo quien lo escribió.
Sueño con mirarlos mientras escuchan ese cuento, o cuando miran al cielo o cuando se quedan dormidos. Sueño con sus sueños de sandía cuando se ríen mientras duermen y sueño también con el miedo que les viene en medio de la noche y que a veces los hace transpirar.
Sueño con sus ojos brillando y trato de concentrarme para descubrir que sus corazones laten un poco más rápido y parecen un poquito más vivos allá adentro.
Sueño con que ese cuento sea necesario para ellos, porque de esa forma ese cuento podrá al fin brotar de mí.
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(Y es que entre broma y juegos en cada clase o en cada momento con mi hijo, busco entre los niños esos ojos que justifiquen mi búsqueda, mis propios sueños. Mi sentido).
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Sueño con escribir un cuento para niños. Uno que les haga preguntarse si deben reír o llorar y los haga confundirse entre estas cosas.
Sueño con un cuento que sea como una voz que encuentra una grieta y en medio de esa grieta nazca el eco y sientan entonces que algo dentro suyo les está hablando.
Sueño con que ese eco se expanda por sus cuerpos y resuene en su interior, como una campana dormida que se despierta bajo el agua.
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Sueño con escribir un cuento para niños. Un cuento de un color que no existe, pero necesito que ese cuento sea necesario.
Sueño con ese cuento día y noche y tengo miedo de escribirlo. Miedo de que el color de ese cuento sea un tono que nadie distinga, o tenga un aroma imperceptible o sea como un plato delicado que te llenan de kétchup y mostaza.
Tengo miedo de despertar un día ahogado entre flores de plástico.
Quiero ver niños con hambre, con sed, con los ojitos brillosos. Niños que me recuerden todo el tiempo que necesitan algo. Que necesitan una historia.
Y entonces esta historia vendrá en la noche, y desde la oscuridad buscará la luz necesaria para salir al día, y será como si un niño muerto fuese llevado por su hermano para ver el amanecer, para sentir en su piel intacta el calor del sol cuando sale en la mañana.
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-Usted es extraño, profe, -me decía el otro día una señora en las clases para adultos, con una sonrisa-, nos habla a veces como si fuésemos niñitos...
Y es que a veces me siento como un viejito, debí decirles. Y veo que están ahí sentados, escuchando y tienen una vida hermosa por delante.
De eso trata el cuento que quiero escribirles, debí confesar, por eso necesito que sus ojos brillen, y me la alumbren un poquito.
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2 comentarios:

  1. yo sueño con ilustrar un libro para niños! (sueño con muchas cosas en verdad) pero trabajé haciendo ilustraciones de biografías infantiles (bastante lejos igual de lo que me gustaría ilustrar en verdad) y en el blog muchas de las pelis que vi son adaptaciones de cuentos que tildados de infantiles todavía se las arreglan para sorprender como Charlie y la Fábrica de Chocolate y Alice in wonderland (el cual leí recién el año pasado) Ni hablar de que soy una grandulona que llora con las películas de miyazaki (tal vez porque se que estudiando y todo no puedo concebir algo así) y mejor ni hablo de Pixar...

    Escribilo! ( y no creo que alguien que pueda escribir un libro ifantil tenga alma de viejo, todo lo contrario se necesita un alma joven para escribir para los jovenes) así quien dice algún dia tengo algo bueno y que sea un desafio para ilustrar!!


    Saludos!

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  2. la lástima es cuando los ojos dejan de brillar
    que no me pase aún...
    y a usted?
    quizás necestie un cuento para niño y escuchar ese eco en su propia grieta para escribir un cuento para usted.
    tampoco le pienso como un viejito

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