domingo, 6 de junio de 2010

Piñera, el scout, y sus buenas acciones.

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Cuando veo a Piñera me imagino un boy scout. Uno lerdo por supuesto, sin mucha habilidad, pero con los contactos necesarios para tener su camisa casi repleta de medallas, y sin saber siquiera hacer un nudo.
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Mi hijo disfruta, al menos, con los chascarros del tipo, los temas que se han creado y que abundan por youtube, o simplemente porque lo encuentra chistoso. Pero el tema, sin embargo, tiene connotaciones mucho más lamentables.
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Me acordaba porque ayer estudiábamos juntos una unidad donde se trataba el tema de la democracia, los partidos políticos, el derecho ciudadano, los derechos humanos, entre otras cosas. Todo con un lenguaje demasiado elevado para un chico de once años que además no tiene referente alguno cuando aparecen términos como dictadura, represión, u otras palabras por el estilo.
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Con todo, son palabras que están presentes hasta el día de hoy, y que no podemos esperar que desaparezcan, sino que se transformen quizá, o se modernicen, e incorporen a ellas nuevos significados, nuevas formas más compatibles con nuestro día a día… significados más sutiles, por cierto. Pero no por eso menos dañinos.
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-¿A ti te cae mal Piñera? -Me pregunta mi hijo-. Yo lo encuentro chistoso.
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-Más o menos, -le digo. Y es que me cuesta eso de transmitir ideas a alguien que las pueda seguir o en las que puedes influir de alguna forma, al igual como me pasa con mis alumnos.
-A mí me caen mal, en general, -le digo al final- los que llegan a tener esa cantidad de plata.
Y como siento que sonó bastante resentido y además mi hijo ya se empieza a burlar y a molestar con que tiene un padre pobre, prefiero agregarle alguna cosa más:
-Al menos me molestan aquellos que siguen queriendo parecer buenos o simpáticos, y que tienen todo ese dinero.
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Luego intento explicarle con algunas comparaciones la cantidad de plata que tiene –de lo poco que admite tener, por cierto- y algo de asombro parece brotar en mi hijo.
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-¿Gana mucha plata como presidente?, -pregunta.
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Y es entonces cuando se me viene la imagen de Piñera como un boy scout, y me lo imagino con su camisa gris diciendo marepoto o preguntándole por sus caballos a un niño que apenas tenía para vivir, y que no lograba entender esa extraña pregunta de aquel tipo.
Pero como al final le debo responder a mi hijo decido jugar con esta idea y contarle alguna historia:
-Imáginate que Piñera es un scout, -le digo.
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-¿Cómo el niño de Up?
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-Sí, como el de Up, más o menos. Imagínate que siempre quiso serlo sólo que entendió mal y cuando le hablaron de buenas acciones el tipo se hizo accionista –habíamos hablado recién de eso así que mi hijo me entiende-. Y obviamente le fue bien, no se puede negar.
Pero de vez en cuando hacía trampa. No sé si es malo, la verdad yo creo que sí, pero no sé en realidad, pero de que hizo trampa, sí que la hizo.
Y quiso ganarse medallas extrañas, medallas que el mismo fabricó y que las donaba para que se las pusieran en sus hombros. Quiso ganarse una medalla, -le cuento-, por hacer que el río ese que vimos el otro día, fuera navegable; o quiso estudiar en una Universidad que tenía un nombre famoso y como no lo aceptaron consiguió comprar una que se llamaba casi de la misma forma… ¿Entiendes?
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-Más o menos… ¿pero ayudaba de verdad... con las acciones?
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Quizá, no sé. Quizá a veces lo intentó, como un conocido que una vez vio a una abuelita que estaba toda incómoda en la puerta de un colectivo y la ayudó a bajar…
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-Entonces es bueno…
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No po, además en la historia la abuelita quería subir, pero bueno, el caso es que Piñera igual hubiese cobrado la medalla.
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-Ahhh…
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Pero fue pasando el tiempo y entonces Piñera descubrió que le faltaba la medalla más importante, la de Presidente de la República…
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-Como el de Up…
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Como el de Up. Más o menos. El punto es que gastó algo de su dinero para conseguirlo. De hecho hasta mandó hacer una nueva insignia para esa medalla, porque quería tener una totalmente nueva, para que todos se la envidiaran.
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-¿Y la consiguió?
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-Si po, si es presidente…
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-Verdad…
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Por un momento intento buscarle un final entretenido a la historia, pero no se me ocurre. Además ¿qué otro parche va a querer Piñera, si hasta tiene uno por pelear con un lobo marino? Así que en vez de encontrarle un final, poco a poco el tema se me hace más serio, más pesado, y por un momento tengo la idea de lanzar toda esta seriedad por delante. Pero me contengo.
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-Oye papá, ¿y cómo se hace para tener tanta plata?
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-No sé, -le digo-. No sé cómo, pero no creo que se pueda ser bueno y tener tanta… ¿Te gustaría a ti tener tanto dinero?
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-mmm, ¿tanto como Piñera?
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-Sí, tanto como él.
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-No pa qué tanto-, dice mi hijo. Y algo en mi se alegra.
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Entonces, por molestar, me recita un poema que tuvo que inventar usando unos adjetivos y donde me pone nuevamente sin dinero, y nos reímos.
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Después de un rato vuelve al tema.
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-Yo hubiese votado por el tipo viejito que había –dijo mi hijo.
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-Quizá cuando crezcas y tengas 18, -le comento.
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-Shhh, pero entonces va a estar muerto po… -contesta, mientras pone nuevamente uno de los temas que le armaron a Piñera y se ríe otra vez-.
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Y sí, en algo tiene razón, pienso yo. Cada vez va quedando menos de esa gente.
Cada vez menos...
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Y se acaba el día.

1 comentario:

  1. Puta la wea entrete loko. Siga poniendole weno y perdone mis ausencias reiteradas a convites y leseras.Un abrazo.

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