viernes, 18 de junio de 2010

La espada del príncipe Hols, de Isao Takahata.

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Estrenada en 1968, La espada del príncipe Hols, de Isao Takahata, puede considerarse como la primera de las películas que presenta el "estilo Ghibli", al unir el trabajo de dos de los mejores directores que tendrá la animación del Japón: Takahata y Miyazaki, quienes se encontraban trabajando en ese entonces para el estudio Toei y coincidieron en la realización de este film en el cual se encuentran las bases sobre las cuales se construirá gran parte de la mejor rama del animé que persiste hasta nuestros días.

Más allá del ritmo algo extraño, y del rotundo fracaso que significó en cuanto a público -incluido su estreno 12 años tardío en Estados Unidos-, esta película resulta interesante para cualquier seguidor de las obras actuales del estudio Ghibli, pues en ella se presenta la estética y el tipo de personajes característico que tanto se ha masificado hoy en día con las ya -por fin- aceptadas y valoradas creaciones de Miyazaki que se estrenan prácticamente cada año en distintos lugares del mundo.

Acá, sin embargo, desde la apreciación que comúnmente se tiene de esta película, está presente también la posibilidad de caer en el mismo error en que se incurre con las otras obras en las que trabajaron estos directores, y es que por la riqueza de sus elementos visuales y la naturaleza de sus personajes, suele dejarse de lado un aspecto bastante complejo que se esconde dentro o detrás de estas historias, y que, si bien se intuye en algunos de sus film, suele reducirse a un discurso que no suele abarcar todas sus dimensiones, desperdiciando, con esto, parte importante y esencial de la película, como si un niño descuidado diese un par de mordiscos a una fruta y arrojase el resto, aún lleno de pulpa, hacia cualquier sitio.

Alguien podrá decir, sin embargo, que al menos en algunas de sus obras se ha intentado algún tipo de análisis más profundo, como por ejemplo en El viaje de Chihiro, o en La princesa Mononoke, pero el punto es que siento que más allá de un primer acercamiento a la propuesta de los films, existen significados importantes viviendo en pequeños detalles, que arrojan luces sobre cierta visión de la naturaleza humana, no del todo feliz, por cierto, hasta la cual no logramos siempre acceder del todo.

Y es que existen en algunas de las películas de estos directores -ya me detendré un poco más en aquella de la que pretendía hablarles-, luces que provienen de regiones más profundas de los niveles que son visibles en ellas, como si nos contentásemos por bucear hasta ver el coral, y no nos preocupásemos por aquellas regiones abismales que suelen esconder algo oscuro, algo a lo que e cierta forma tememos enfrentarnos y preferimos una belleza más brillante, como la niña corriendo en Totoro -olvidándonos de ciertos elementos que se ven en un momento existen debajo de su casa-, o como la pequeña ardilla -Teto, creo que se llamaba- en Nausicaa.

Pero detengámonos mejor en esta primera película de Takahata y observemos algunos elementos. Tenemos por una parte a Hols, un niño que tras ver morir a su padre se dirige hacia los pueblos de los hombres, desde donde su padre había huido cuando él era pequeño. El pueblo en cuestión del que había arrancado, había sido devastado por un demonio que señala tener dominio sobre el mundo y sobre los hombres, a quienes está enviado -se habla siempre de una misión aunque nunca se señala quien lo envía- a destruir.

Tras llegar a un pueblo lejano, Hols se ve varias veces atacado y tentado por este demonio, quien además tiene poder sobre una niña que ha pasado a ser la hermana del diablo, y que, tras un conflicto interno con su parte humana, genera una extraña relación con Hols, quien se siente atraído a ella, al igual que el resto de los hombres, por la hermosa voz de la chica y las canciones que ella entona.

Tras varios incidentes en que Hols pasa desde ocupar el papel de héroe para el pueblo hasta ser apedreado para que se aleje de él, el personaje se ve enfrentado con el personaje de Hilda, y con el diablo mismo, a quien deberá vencer volviendo a forjar la espada del sol, que había encontrado en un inicio de la película.

Lo anterior es más o menos la trama de la película, -a pesar de que me dejo cosas importantes de lado-, la cual se ve enriquecida por bellos personajes, animales y canciones que aportan bastante a la estética del film, pero que también nos alejan un tanto de las profundidades a las que hacía alusión anteriormente.

Y es que diversas cosas y significados confluyen en esta película -quizá demasiados-, que esbozaré acá -no me da el tiempo para desarrollarlo más a fondo- e intentaré ordenar de la siguiente forma:

I. ¿Quién es Hols?

Hols es una de las traducciones que se le dio al nombre del protagonista de esta película en español, la otra traducciión es Horus, con lo que su naturaleza revela inmediatamente un significado más profundo.

Horus es un dios egipcio, solar, (como la espada que debe portar en la película y la figura que representa al pueblo al que llega..), su padre había sido Osiris, quien fue descuartizado por Seth... Tras el nacimiento de Horus, este fue cuidado por Toth, (cuyo símbolo vemos en la pieza en que muere el padre de Hols), quien lo convirtió en un gran guerrero (idem en la película). Con el tiempo, según la mitología, Horus luchó contra Seth, para recuperar el trono de su padre, y asociarse con la figura del sol, la cual pasó a representar su figura.

II. ¿Quién es la hermana del diablo, la mujer-niña que canta en la película?

Nombrada como Hilda en la película, constituye quizá el personaje más complejo que aparece en ella. Es la hermana del diablo y a la vez es, en cierto sentido, la hermana de Hols, como se señala en un momento. Su nombre nos despista igual que a los traductores del film quienes generalmente lo asocian con la cultura nórdica, llevándose hacia ese terreño la posible interpretación del film.

Pero lo cierto es que ella porta un extraño amuleto, el cual la protege de la muerte -"cuando los hombres te abandonan, tú mueres..." le dice en un momento a Hols-, cosa que parece temer por sobre todas las demás.

Ahora bien, el amuleto que ella porta no es otra cosa que el Udyat, o el ojo de Osiris, -no se enfoca más que un par de veces, pero acabo de comprobarlo- el cual, como talismán, simbolizaba la indestructibilidad del cuerpo y la capacidad de renacer -de hecho en la mitología es utilizado para revivir a Osiris...-. este talismán además, es entregado hacia el final del film a Hols, para que se enfrente al diablo, portando además la espada del sol.

III. La importancia del pueblo.

Más allá de toda interpretación que sea un simple reemplazo de significados, creo que el punto clave para entender la propuesta de la obra se encuentra en la figura de los hombres del pueblo. Débiles, temerosos, ruines y puros, los hombres del pueblo cosntituyen una amalgama de esencias que parecen chocar entre ellas, en vez de complementarse.

Esto se observa además ya que en variadas ocasiones cuando se habla de los pueblos que han sido destruidos, se hace referencia a que los hombres fueron divididos, al ser destruidos. Es decir, la destrucción del hombre se iguala a la división de los hombres, en la película.

De esta misma forma, para poder forjar la espada que puede vencer al diablo, se hace necesario en la película, el fuego encendido por todos los hombres del pueblo, ya que cualquier intento donde actuaron sólo algunas personas, nunca dio resultado.

Esto, por cierto, es comprendido por Hols tras estar en un bosque donde lo arrojó Hilda, donde justamente ella se muestra dividida y Hols entiende además que ella misma está dividida, y obtiene de ese entendimiento, -nunca explícito en el film- el mecanismo correcto tanto para enfrentarse con el demonio, como para ayudar a Hilda a liberarse de su propia condición.

IV. La propuesta del film.

Lo que esta película propone por tanto, es en cierto sentido igualar a este Osiris con el pueblo de los hombres, este ser dividido que debe ser reunificado para dar origen a Horus, el defensor de la barca de Ra, como habíamos mencionado antes.

De esta forma, entrega al total de los hombres, el poder para vencer a este demonio, y superar, al mismo tiempo, sus propias divisiones.

Con todo, no se pretende que la interpretación que aquí se propone sea algo tan directo, ya que los significados que esta obra entrega van más alla de una simple traducción de papeles que reproducen una historia particular de la mitología egipcia.

Además, lo anterior que aquí se expuso, no llega aún a establecerse dentro de esa abismo al que comparábamos el significado profundo propuesto en el film; de hecho, todavía estamos en el coral, si queremos seguir con aquella comparación.

Y es que lo verdaderamente complejo en esta, y en varias otras obras de Takahata y Miyazaki, está relacionado con la naturaleza de lo humano y con la manifestación de la divinidad, de la cual resulta impropio, -y eso parecen saberlo a la perfección estos dos directores- presentarla dividida en polos opuestos, como lo bueno y lo malo, por decirlo de manera simple, como estamos acostumbrados a verlo en el mundo occidental.

Esta complejidad, esta nueva profundidad a la que invita esta película, está presente en numerosos detalles y elementos del film: en las plagas que azotan al pueblo o en la herida que Hols hace a un pez gigante, por dar algunos ejemplos -aunque no desarrollaré aquí sus interpretaciones-. De esta misma forma, parecen proponer el cuestionamiento sobre la pertinencia de los deseos y necesidades de los hombres, a la vez que, mediante la figura de Hilda, se pone en tensión también la importancia de las verdaderas labores humanas y la visión que se tiene de este dios protector, que lleva en ocasiones a que los hombres no tomen en sus propias manos la resolución de sus problemas y vean en cualquier dificultad la oportunidad para solicitar a un dios la solución del problema, o para culpar a los demonios de los males y las divisiones que los azotan.

Fijémonos por ejemplo en lo que realmente se nos está diciendo en la siguiente canción de Hilda, pronunciada tras llegar a la ciudad de los hombres:

"Hace tiempo, hace mucho tiempo,
el buen Dios se levantó y dijo:
Buenas noches a todos mis delicados niños.

Hace tiempo, hace mucho tiempo,
dijo una nutria:
Piedad Dios mío, quita sus garras
a los osos pardos.

Buenas noches mis queridas nutrias,
-contestó Dios-
los osos pardos ya no tienen garras.

Hace tiempo, hace mucho tiempo,
un pequeño animal dijo:
Piedad Dios mío, las nutrias devoran
todos los peces.

Buenas noches mis pequeños animalitos.
-contestó Dios-,
todas las nutrias han sido arrojadas al fuego.

Hace tiempo, hace mucho tiempo,
el buen Dios dijo:
Buenas noches a todos, mis queridos niños.
(Y se acostó)

Para terminar, me gustaría cerrar con un pequeño fragmento de Rilke que aparece en Las manos del buen Dios, (copio y aprovecho de despedirme de antemano pues luego de eso no hay mucho más que decir):

"En esta historia no hay nada que los niños no puedan saber. No obstante, los niños no la han oído todavía. La he contado solamente a la oscuridad, a nadie más. Y los niños tienen miedo de la oscuridad, y huyen de ella, y si alguna vez los envuelve cierran los ojos y se tapan los oídos con los dedos. Pero también para ellos llegará la hora en que amarán la oscuridad. Y ésta les contará mi historia, y entonces la comprenderán mejor."

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