viernes, 8 de marzo de 2024

Quería mejorar.


Como era ordenado, metódico y quería mejorar, solía anotar algunos consejos en un cuaderno que siempre andaba trayendo en su bolso.

Así, cuando uno de sus padres, profesores u otras personas señalaban una observación asociada a conductas o actitudes, él la anotaba en su cuaderno que llevaba en el bolso.

Por supuesto, no lo hacía de inmediato, así que acostumbraba memorizarlas, para no incomodar a las otras personas ni interrumpir sus palabras.

Solo después, cuando los demás no lo veían, la anotaba con cuidado y orden en una de sus hojas, sin indicar autoría ni especificar el contexto en el que fueron dichas.

No le importaba, por cierto, que las correcciones o consejos fuesen dirigidos a él o a otras personas, simplemente estaba atento a su entorno y recogía todo aquello pues pensaba que podría servirle.

Por lo general, prestaba atención especial cuando escuchaba cerca de él frases como: “lo importante es que…” “debes aprender que…”, o cosas de ese estilo, aunque en realidad se había acostumbrado a reconocer la inminencia de ese tipo de expresiones a partir del tono de voz que las personas empleaban, más allá de las palabras específicas.

Así, en poco menos de un año, llenó tres cuadernos.

A mí me mostró uno y me lo prestó por unos días. Lo cierto es que fue una experiencia incómoda, pues resultaba extraño leerlo. Está lleno de expresiones que las personas consideran ciertas, pensaba, mientras leía. Además, muchas de las frases se contradecían entre sí.

De vez en cuando, encontraba algunas frases que tal vez yo mismo había dicho, y me avergonzaba de ellas al verlas así, en medio de tantas otras. Todas apiladas como en esas imágenes donde te muestran deshechos plásticos formando islas en el océano. Contaminando, sin más.

-¿No quieres llevarte otro? -me preguntó días después, cuando le devolví el cuaderno que me había prestado.

Yo le agradecí, pero le dije que no… que no me resultaba necesario.

-Pues yo voy a terminar un cuarto cuaderno y no creo que siga con esto -me dijo-. Ya prácticamente no hay frases nuevas y debo tener suficiente material como para leerlo con calma e intentar mejorar…

Yo lo observé y pensé en preguntarle sobre para qué quería mejorar o qué significaba para él, aquello… pero finalmente no lo hice.

-Ojalá puedas lograrlo -le dije, únicamente.

-Gracias -respondió.

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