viernes, 15 de marzo de 2024

Hay muertos y muertos, me dijo.


Hay muertos y muertos, me dijo.

No todos son iguales.

Son de distinto tipo, me refiero, igual que los vivos.

Trabajé con ellos mucho tiempo y puedo afirmarlo sin dudar.

En principio solo limpiaba el lugar y movía algunas cosas.

Luego, tuve que moverlos y más tarde me enseñaron a limpiarlos.

Hice cursos, incluso, para ello.

Técnicas de preparación que incluían tratamiento de la piel, cuidado capilar, maquillaje y un sinnúmero de pequeñas cosas.

Fue entonces que me dejaron a cargo y era yo el primero en ver a los muertos.

Verlos realmente, me refiero, a solas en la sala, hasta decidir de qué forma se les iba a preparar.

Los parientes elegían el vestuario, por supuesto, pero casi siempre se guiaban por mis sugerencias.

De la apariencia específica, en cambio, exigía ocuparme yo, tras llevarme una foto que la familia entregaba.

Nunca servía de nada aquella foto.

La fotografía había sido tomada a un vivo y el muerto, por supuesto, ya no lo estaba.

Se trataban, en este sentido, de personas distintas.

Así, aunque algunas no lo reconocieran en principio, terminaban agradeciendo nuestro trabajo.

De entre los muertos, por cierto, me gustaba ocuparme de los más gordos.

Ya no eran blandos, como en vida, pero de cierta forma me parecían más maleables, y hasta de cierta forma menos muertos.

Y es que puede sonar extraño, pero lo cierto es que hay muertos que pueden morir más.

La mayoría de los gordos, justamente, podían clasificarse de esta forma.

Había que hablarles, incluso, mientras los preparabas.

Recordarles una y otra vez que estaban muertos, para que dejasen salir esa expresión.

Podían pasar horas de esta forma hasta que ellos lo aceptaban.

En cambio, al otro extremo estaban los otros.

Muertos que me hacían sentir como un empaquetador de carne.

Muertos que, en definitiva, no pueden morir más.

Con ellos, por supuesto, me quedaba en silencio, mientras trabajaba.

No como con los otros.

Y es que a los otros podía yo hablarles igual como te hablo a ti ahora, me dijo.

Poco después, dejó de hablar.

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