miércoles, 27 de marzo de 2024

Explosiones, desde dentro.


Era una casa que había sufrido varias explosiones dentro. Explosiones concretas, por cierto. Explosiones que no eran metáforas. Así al menos lo explicaron cuando me presentaron el lugar.

Ellos vivían hace años en aquella casa. Sin apenas salir. Decían que la mayoría de las explosiones habían ocurrido antes, pero que igual ocurrieron dos o tres pequeñas mientras vivían ahí.

-Igual las paredes aguantan todavía -dijeron-. Se desmoronan un poco, se agrandan las grietas, pero luego volvemos a repararlas un poco y seguimos aquí. No es un mal lugar después de todo.

Yo observé el lugar y pensé que era cierto. Que, a pesar de todo, era cierto.

-¿Piensa quedarse muchos días? -me preguntaron entonces.

-Todavía no lo sé -les dije-. No quiero molestarlos. Solo vine para ver si era cierto lo que se decía de este lugar… Lo de las explosiones, justamente.

Se miraron entre ellos y luego asintieron.

-Mientras pague lo acordado todo irá bien -dijeron-. Pero de todas formas le advertimos que lo que es cierto casi nunca puede verse, y las explosiones han ocurrido muy a lo lejos…

-No se preocupes -les dije. No vengo a exigirles nada.

Me llevaron entonces ante el cuarto pequeño que estaba en el ático. Había un catre, una mesa y una silla.

No necesitaba mucho más.

Ya a solas en aquel lugar cerré los ojos, respiré hondo y me dispuse a esperar, simplemente.

Todo lo que fuese necesario.

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