jueves, 7 de marzo de 2024

Para colmo.

“Para colmo, el coche no le arranca…”
M. A.


Despertó molesta.

Con el ceño fruncido, incluso.

No ansiosa ni alterada, pero sí molesta.

No con una sensación inmediata, me refiero.

Despertó molesta como si aquello que sentía fuera ya parte de sí.

Como un músculo, pensemos, que se ha tensado al despertar.

Y despertó, por tanto, consciente de ese músculo.

Y consciente, por lo mismo, que esa molestia estaba ya afincada en ella, sin saber por qué.


No recordaba haber soñado algo en especial.

Tampoco recordaba alguna tarea o situación que justificase, de forma concreta, aquella molestia.

Miró a su alrededor y no encontró nada, al menos, que se vinculase con ella.

Es decir, estaba todo un poco revuelto, es cierto… pero no de una manera que la incomodase.

Vivía sola, eso sí, pero eso era algo que ella misma había elegido y sobre lo que no pensaba en lo absoluto.

Ella, un par de plantas y tal vez hormigas y alguna araña en un rincón, eran lo único vivo en aquel lugar.


Fue hasta la cocina y cocinó un par de huevos.

Tostó unas láminas de pan y preparó café con leche.

También sacó unas pocas galletas que le quedaban de un paquete a medio terminar.

Era domingo, y le gustaba desayunar abundantemente antes de ir a la feria.

Solo lo hacía en domingo.

Era algo así como un rito.

De la misma como otros iban a misa, ella seguía este rito.

Mientras tomaba desayuno pensó en eso.

Lo pensó mientras observaba un marco vacío que estaba sobre un mueble, al lado del sofá.

Había pensado en poner una foto ahí, por supuesto, pero al final nunca lo hacía.



Tras terminar juntó las cosas sucias y las dejó para lavarlas después.

Fue hasta el baño y se lavó los dientes.

Mientras se miraba al espejo recordó el marco vacío.

Luego pensó que debía comprar en la feria.

No en mucha cantidad, esta vez, pues siempre terminaba botando frutas o verduras que se le echaban a perder.

Solo manzanas y plátanos, esta vez, se dijo. No más fruta.

Tal vez un par de naranjas.

Hizo lo mismo pensando en las verduras.

Luego salió de su hogar.

Mientras caminaba hacia la feria, se dijo que debía buscar una foto para poner en ese marco.

O en el peor de los casos guardarlo, simplemente.

Tal vez la molestia, se deba a eso, se dijo.

Nunca se sabe, en realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales