jueves, 24 de febrero de 2022

No observes el cielo de esa forma.


No pienses en eso.

No observes el cielo de esa forma.

Ese vacío daña más de lo que crees.

Por un tiempo te alegras encontrando cuerpos.

Nombrándolos.

Midiéndolos.

Clasificándolos.

Sin embargo, con el tiempo caes en cuenta que prácticamente todo está vacío.

Todo es frío y ajeno allá afuera.

Nada está hecho a tu medida y, por supuesto nada te pertenece.

Ni siquiera el supuesto conocimiento de ese algo.

Puede que tengas un hijo.

Puede que pierdas a tu madre.

Y entonces, claro, busques en el vacío, no una respuesta.

Pero sí un ruido sordo que acalle, de cierta forma, tus preguntas.

No te mientas.

Las estrellas solo se iluminan a sí mismas.

Las órbitas son líneas en el agua.

Todo siempre será un pozo.

No un pozo terrible, pero será un pozo.

Y mirar ese abismo puede desbalancear, sin duda, y generar caídas.

No digo que no caigas, en todo caso.

Pero te recomiendo caer luego de estrellarte con las cosas.

De tropezarte con el cuerpo inerte de tu madre.

De ser rodeada, sorpresivamente, por los brazos de tu hijo.

Deja lo demás a un lado.

Sonríe si puedes.

No pienses en eso.

Es más, ni siquiera pienses.

Son solo cosas que pasan.

Yo también lloré un poquito y nadie supo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales