miércoles, 9 de octubre de 2019

Satélites.


Las imágenes enviadas por el satélite resultaban borrosas. Las analizaron con un grupo de expertos y no lograban ponerse de acuerdo sobre qué era aquello que mostraban. Mientras discutían, algunos recibieron noticias que indicaban que algo similar estaba ocurriendo con otros satélites, cuyo comportamiento revelaba una serie de alteraciones similares. Así, a medida que pasaban las horas y se investigaba sobre lo sucedido, pudieron darse cuenta que el problema era global, e iba más allá del país de origen del satélite, de los fabricantes y de los grupos que controlaban la información obtenida por cada uno. Hubo acusaciones, por supuesto. Declaraciones de algunos gobiernos que acusaban a otros sobre sabotaje, numerosas menciones a grupos terroristas y hasta algunos que hablaban de una inteligencia superior, que comenzaba a revelarse poco a poco. Para los expertos, en tanto, resultaba claro que no había robo de información y que lo ocurrido no parecía entregar ventajas para ninguna facción en específico.

-Para que se entienda -dijo entonces uno de los primeros científicos autorizado para hablar con la prensa-, lo que ocurre es que los satélites han dejado de enviar imágenes e información sobre nuestro planeta, y han centrado su atención exclusivamente en otros satélites y hasta en sí mismos.

Luego aparecieron otros expertos diciendo algo similar y dando explicaciones que pronto comenzaron a ser portada en diversos sitios a lo largo del mundo, haciendo hincapié en el interés que parecían mostrar los satélites por los de su propia especie, y hasta señalando que ellos habían comenzado a sacarse selfies, en vez de enviar la información que debían recolectar, y para la cual habían sido diseñados.

No detallaré aquí los problemas que esto trajo consigo pues son materia conocida y han marcado el transcurso de la vida de cada uno de nosotros durante los últimos meses, pero doy cuenta de aquel primer hecho que genera el cambio, pues creo que la aparente simpleza de lo sucedido hace que hoy simplemente hablemos de una falla global, en vez de la manifestación de una naturaleza que parece estar diciéndonos algo que hemos dejado de lado: el interés por nuestros semejantes y la observación de nosotros mismos.

Dicho esto, creo que solo cuando comprendamos que la información necesaria para mejorar nuestra vida se basa principalmente en estos principios, podremos entender, tal vez, el comportamiento de los satélites. Luego, por supuesto, podremos poco a poco centrarnos en la solución de los problemas y en acordar cuál o cuales son las informaciones primordiales que facilitan nuestra vida en el planeta y fortalecen la comprensión entre todos nosotros.

Y es que ese será, supongo, el siguiente paso.

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