lunes, 14 de octubre de 2019

Problemas de identidad.


Retiré mi carnet a las 13:00.

Lo perdí a las 15:00.

Me detuvieron por andar sin documentos a las 16:00.

Durante las próximas horas intenté explicar la situación, pues mi registro dactilar arrojaba problemas.

Casi siempre arroja problemas.

Me suele ocurrir en bancos, en el reloj de ingreso en mi lugar de trabajo o en otras instituciones.

Por lo mismo, tuve que esperar varias horas para que pudiesen chequear domicilio y registraran mis huellas nuevamente, esta vez, con un sistema especial.

Ya en mi domicilio, me pidieron mostrar algún otro documento que certificara mi identidad.

Tras buscar encontré un pasaporte, que no ocupo hace años.

Eso los dejó tranquilos.

Mientras lo buscaba, los policías habían entrado a mi domicilio y uno de ellos comenzó a observar la biblioteca.

-¿Puedo mirar? -me preguntó.

Yo asentí.

-Disculpe el desorden -agregué-. Justo la estaba ordenando.

Eso era más o menos cierto, aunque me faltó especificar que la ordenaba hace casi diez años.

El policía entonces recorrió algunos estantes y de vez en cuando tomaba algún libro.

-Hay uno que tiene repetido -dijo entonces, mientras leía la contratapa-. ¿Me lo vendería?

Observé y vi que se trataba de El quinto hijo, de Doris Lessing.

Hace unos años lo daba a leer en el colegio y solía tener más de uno, para poder prestar a algún alumno.

Lo pensé un poco y al final acepté regalárselo.

-Se lo devolvería cuando lo leyera -me dijo, tras agradecer-, pero lo cierto es que me gusta tener cosas.

El otro policía se rio y comentó que casi siempre hacía lo mismo.

-Solo cuando encuentro cosas específicas -se defendió el del libro-. No me gusta tener cosas porque sí, sino ciertas cosas.

Nos quedamos en silencio.

-Cosas que encajan -agregó finalmente-, que encajan conmigo… no sé bien cómo decirlo.

El otro policía rio y dijo alguna frase más, bromeando sobre su compañero.

Mientras se iban, segundos después, yo concluí que había perdido el carnet justamente por la razón contraria a la que había dado aquel policía.

-Ahora saben quién soy -dijo uno de los tres, al despedirse.

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