sábado, 26 de octubre de 2019

No un ladrido, pero más o menos similar.


Quiso cambiar sus palabras por un sonido. Ninguno en especial, explicó, solo un sonido simple, que pueda adaptarse mínimamente a variaciones de volumen y pueda dar cabida a unos cuantos tonos. No un ladrido, exactamente, pero más o menos similar, les dijo. Luego, ante la poca comprensión que notó en los otros se vio obligado a detallar. En principio una articulación fónica distinta, indicó. Una operación sencilla a las cuerdas vocales con el fin de inhabilitar la articulación de los fonemas actuales, dejando espacio únicamente al sonido que les pedía diseñar. Tras esto, para evitar que su nuevo sonido funcionase simplemente como un traductor de aquellas palabras que le sería imposible pronunciar, les solicitaba hacer lo necesario para evitar que su mente siguiese trabajando con estructuras lingüísticas previas, codificando y decodificando los signos que reconociese en el ambiente. Esta última petición, por cierto, representaba un gran riesgo, pues suponía un tratamiento a realizar directamente con sectores de su corteza cerebral; por lo mismo, les comentó que ya había trabajado con su abogado en la creación de una serie de documentos donde él se hacía responsable de su estado y asumía el riesgo y las posibles consecuencias que derivaran de aquellas intervenciones. Asimismo, explicó que los compensaría desde ya con una suma lo suficientemente alta con el fin de evitar un proceso de negociación donde el factor económico fuese un ítem de excesiva importancia. Para aclarar este ultimo punto, por cierto, les entregó en ese mismo instante un cheque que pareció sorprender positivamente a quienes lo observaron, no pudiendo ocultar una expresión de satisfacción al contemplar la cifra que en él estaba escrita. Ahora solo espero una respuesta, les dijo, mientras ellos se miraban, aparentemente dispuestos a aceptar. Solo espero una respuesta, repitió.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales