jueves, 24 de octubre de 2019

Cuerpos que flotan en el río.


Son muchos los cuerpos que flotan en el río.

Los fotografiamos desde la orilla, mientras nos acercamos a ver.

Algunos suben a los árboles, para lograr una imagen más amplia.

Otros se mueven de un lado a otro, buscando una mejor luz.

Pero lo cierto es que no se nota bien de qué se trata.

Fotografiamos cuerpos, es cierto, pero apenas se aprecia el lugar en que se encuentran.

No se distingue, por ejemplo, si son arrastrados por la corriente.

O si ellos mismos arrastran el agua, estancada bajo la piel.

Resultan extrañas, de esta forma, las imágenes.

No faltará quien, al verlas, diga que se trata de un montaje.

Y señale que solo son unos cuantos cuerpos, amontonados en un sector.

Reunirán las imágenes y contrastarán unas con otras.

Será como buscar anomalías, en unas revistas de juegos.

Nada de emoción, me refiero.

Nada cercano a entender qué hacen allí o hacia dónde se dirigen.

Y es que apenas se ve el río, fluyendo bajo aquellos cuerpos.

Y menos aún vislumbramos si nosotros mismos, somos arrastrados, también.

Tal vez incluso alguien nos fotografíe, mientras fotografiamos el río.

Y sean muchos más los cuerpos que, sin saberlo, flotan en él.

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