viernes, 11 de octubre de 2019

Ojo bueno, ojo malo.


-Yo creo que uno no se da cuenta -dijo M-. No al menos si ocurre de a poco, y te vas acostumbrando al cambio.

-Puede ser -dije yo-. Pero igual es raro.

Hablábamos de P, un amigo que descubrió que estaba viendo solo por un ojo, quién sabe desde cuándo.

-Además -continuó M-, ¿cómo puedes saber que estás viendo solo por un ojo…? Me refiero a la diferencia entre ver con dos y ver con uno… yo encuentro que es casi lo mismo…

Ambos cubrimos y descubrimos uno de nuestros ojos, para determinar la diferencia. Y estuvimos de acuerdo en que no era tanta.

-De todas formas -dije yo-, es raro que P no haya cerrado un ojo en todo este tiempo, como para darse cuenta…

-Sí… si no es por el disfraz de pirata no habría pasado nada…

-O si se hubiese puesto el parche en el otro ojo…

Nos reímos un poco.

Habíamos estado con P cuando se dio cuenta y él mismo se lo había tomado a la ligera.

-A lo mejor soy cíclope -nos había dicho cuando se tapó el ojo que funcionaba-. ¿Habrá que enfrentarse a algo si uno lo es?

Luego cambió el parche al otro ojo y no pareció darle importancia.

Estábamos en los últimos años del colegio en ese entonces, y grabábamos un cortometraje para el que debíamos disfrazarnos.

Tras descubrir lo de P, sin embargo, recuerdo que cambiamos el guion de la historia, aunque no le revelamos a nadie el porqué.

Ojo bueno, ojo malo, le pusimos a la obra.

No tenía un argumento muy claro, pero recuerdo que discutíamos si la bondad o maldad estaba en el ojo o fuera de él.

No recuerdo mucho más.

Con el tiempo operaron a P, pero no recuperó la visión.

Lo último que supe es que trabajaba en un banco.

M, en tanto, se recibió de abogado, y no lo he visto hace más de diez años.

¿Y yo…? Pues yo he vuelto a trabajar de profe hace unos días.

Sigo con proyectos para una gran obra póstuma.

Y tengo un blog.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales