sábado, 5 de octubre de 2019

Necesidades (apunte).


Como tenía inmovilizado los brazos debía conseguir a alguien para que la bañara. Esto la complicó desde un inicio. Un doctor que la atendía le recomendó un par de personas, pero todas cobraban demasiado, pues ofrecían una serie de masajes u otros tratamientos que ella no necesitaba, pues las lesiones que había sufrido se limitaban justamente a las fracturas que ahora no le permitían mover los brazos.

Una vecina que la visitaba cada día, le recomendó que pusiera un anuncio en internet (un anuncio que ella no podía poner, por cierto) y luego de ayudarla con la comida se fue del lugar, prometiendo enviarle a su hija para que la asistiera con la publicación, cosa que ocurrió esa misma noche.

Ya llevaba cuatro días en casa cuando llegaron dos personas por el anuncio. Ella intentó contarles su situación, pero le daba vergüenza explicar que ni siquiera había podido asearse luego de defecar, por lo que su limpieza podía resultar bastante incómoda. Por suerte ambas personas parecían haber entendido todo sin que ella necesitara ser muy específica por lo que aceptó a la que dijo poder quedarse de inmediato, y asearla.

Se trataba de una mujer bajita, cuya apariencia no revelaba una edad determinada y que parecía ser bastante robusta. Sobre sus datos simplemente dio un nombre y dijo que venía del norte. Luego de acordar el pago la ayudó a desvestirse y ponerse en la tina en una posición bastante incómoda, y comenzó la limpieza.

Fue un proceso bastante minucioso, contaría luego a su vecina, aunque se guardaría de revelar que le resultó extrañamente placentero. Además, le dijo, parecía tratarse de una buena mujer. O eficiente al menos. Por lo mismo, y para evitar molestarla con la comida cada día, pasó a explicarle que la mujer se quedaría en casa desde esa misma noche, y que ya no necesitaría las comida, aunque obviamente seguiría esperando sus visitas, pues la mujer de aseo se preocuparía de prepararla, cuidar las plantas y hacer las labores del hogar que fuesen necesarias.

Poco después llegó la mujer pequeña a quedarse al hogar. Traía un bolso con ella y pasó directamente a la pieza en la cual habían acordado que ella se quedaría. Luego se preocupó de la comida y de bañarla, antes de acostarse. Los días siguientes los baños se hicieron dos veces al día, aunque tal vez una de ellas era algo innecesaria, pues también la limpiaba cada vez que tenía que ir al baño a hacer sus necesidades.

Fue esa, de hecho, la forma en que decidieron llamar todo aquello. Aunque a veces de forma extraña.

-¿Me acompaña? -decía la mujer accidentada-. Me han surgido necesidades.

Y la otra mujer la acompañaba.

La limpieza fue haciéndose así poco a poco más reiterada y exhaustiva, y llegó incluso a realizarse en el cuarto de la mujer, varias veces al día.

Ya por ese entonces, la mujer debió ir nuevamente al doctor, quien le retiró aquello que le provocaba la inmovilidad y comenzó a recomendarle ciertos ejercicios, para que todo volviese a ser como antes, le dijo.

La mujer ocultó sin embargo esta información y le contó a su vecina que debía procurar mover los brazos lo menos posible. Es por la edad más que por el accidente, le comentó, sonriendo. Y la vecina le creyó, por supuesto, pues tenía una edad similar y sabía lo complejo que podía ser recuperarse de algunas situaciones, aunque no fueran accidentes específicos. De eso hablaron durante largo rato. Intentando elevar su conversación pronunciando grandes sentencias al respecto. La vida misma era una situación de la cual recuperarse, fue lo máximo que lograron decir, antes que la vecina se fuera.

Luego intentó explicar lo mismo a la mujer del baño. Pero ella no necesitaba tantas palabras para entender que las necesidades de la señora continuaban, y que se quedaría ahí durante más tiempo.

Esa misma noche, mientras las necesidades de la mujer eran cubiertas, y parecía algo confusa y mareada durante aquel proceso, ella comenzó a idear cómo repetir el accidente, aunque sabía ciertamente que un accidente no podía llegar a ser eterno.

-¿Tiene más necesidades? -preguntó entonces la mujer del baño.

Y la otra mujer, luego de un momento, contestó.

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