sábado, 1 de noviembre de 2014

Mi abuelo nunca leyó el libro.



-Mi abuelo nunca leyó el libro, pero en cierto sentido era igual al coronel Aureliano Buendía…

-¿Peleó en una guerra?

-No… O sea, no en guerras formales, pero supongo que al igual que ese personaje, debe haber perdido todas sus batallas…

-Disculpe, no recuerdo bien el libro.

-No importa. Además no lo relaciono a partir de tantas historias, sino del hecho de construir pescaditos… ¿se acuerda?

-Creo que sí… ¿el coronel hacía pescaditos de oro?

-Sí. Una vez de regreso de sus guerras y tras haber tenido 17 hijos con 17 mujeres distintas se dedica solo a hacer pescaditos de oro, hasta que muere…

-¿Y su abuelo hacía pescaditos de oro, también?

-No de oro, pero sí… hacía pescaditos. Los cortaba en lata y los pintaba, luego los iba guardando en una especie de taller que él tenía… Debe haberlo hecho como por quince años…

-¿Le preguntaron por qué lo hacía?

-No sé. Supongo que alguien lo habrá hecho, pero eran esos tiempos en que si alguien mayor hacía algo, simplemente se le dejaba y nada más.

-¿Era triste su abuelo…? Solitario, me refiero…

-No sé si triste. Pero la verdad es que no le recuerdo emoción alguna. Comíamos todos juntos en una mesa grande, bajo un parrón, pero no recuerdo ninguna expresión en mi abuelo…

-¿Y lo de los pescaditos, cómo lo descubrieron?

-No sé muy bien… Aunque no era secreto. La única regla era no tomarlos ni preguntar… Una regla tácita, claro porque no recuerdo que nunca nadie nos haya advertido…

-¿No regalaba esos pescaditos?

-No. Ninguno. Ni siquiera a la abuela. Ella murió poco antes que él, según recuerdo. En el funeral él tenía un pescadito en el bolsillo.

-Suena extraño.

-Sí… Yo era chica en ese entonces, pero supongo que mi abuelo lo hacía como para buscar una emoción… construir esos pescaditos, me refiero.

-O tal vez lo hacía para guardarlas… para sacárselas de encima… como para sumergirlas…

-Puede ser… aunque no lo creo… No tengo la impresión que mi abuelo, al menos en el tiempo que lo conocí, fuese capaz de sentir algo.

-¿Ya murió su abuelo, a todo esto?

-Sí, hace unos ocho años… tal vez diez… tendría que calcular…

-¿Y los pescaditos?

-Sinceramente no lo sé. Sé que vendieron la casa, hace unos años… Supongo que los botaron…

-¿Nadie habrá guardado alguno?

-No creo. Nadie se preocupa de esas cosas…

1 comentario:

  1. Da la impresión que como lazo de trascendencia, los pescaditos no le dieron resultado...
    =(

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