-Mi abuelo nunca leyó el libro, pero en cierto
sentido era igual al coronel Aureliano Buendía…
-¿Peleó en una guerra?
-No… O sea, no en guerras formales, pero supongo
que al igual que ese personaje, debe haber perdido todas sus batallas…
-Disculpe, no recuerdo bien el libro.
-No importa. Además no lo relaciono a partir de
tantas historias, sino del hecho de construir pescaditos… ¿se acuerda?
-Creo que sí… ¿el coronel hacía pescaditos de oro?
-Sí. Una vez de regreso de sus guerras y tras haber
tenido 17 hijos con 17 mujeres distintas se dedica solo a hacer pescaditos de
oro, hasta que muere…
-¿Y su abuelo hacía pescaditos de oro, también?
-No de oro, pero sí… hacía pescaditos. Los cortaba
en lata y los pintaba, luego los iba guardando en una especie de taller que él
tenía… Debe haberlo hecho como por quince años…
-¿Le preguntaron por qué lo hacía?
-No sé. Supongo que alguien lo habrá hecho, pero
eran esos tiempos en que si alguien mayor hacía algo, simplemente se le dejaba
y nada más.
-¿Era triste su abuelo…? Solitario, me refiero…
-No sé si triste. Pero la verdad es que no le
recuerdo emoción alguna. Comíamos todos juntos en una mesa grande, bajo un parrón,
pero no recuerdo ninguna expresión en mi abuelo…
-¿Y lo de los pescaditos, cómo lo descubrieron?
-No sé muy bien… Aunque no era secreto. La única
regla era no tomarlos ni preguntar… Una regla tácita, claro porque no recuerdo
que nunca nadie nos haya advertido…
-¿No regalaba esos pescaditos?
-No. Ninguno. Ni siquiera a la abuela. Ella murió poco
antes que él, según recuerdo. En el funeral él tenía un pescadito en el
bolsillo.
-Suena extraño.
-Sí… Yo era chica en ese entonces, pero supongo que
mi abuelo lo hacía como para buscar una emoción… construir esos pescaditos, me
refiero.
-O tal vez lo hacía para guardarlas… para
sacárselas de encima… como para sumergirlas…
-Puede ser… aunque no lo creo… No tengo la
impresión que mi abuelo, al menos en el tiempo que lo conocí, fuese capaz de
sentir algo.
-¿Ya murió su abuelo, a todo esto?
-Sí, hace unos ocho años… tal vez diez… tendría que
calcular…
-¿Y los pescaditos?
-Sinceramente no lo sé. Sé que vendieron la casa,
hace unos años… Supongo que los botaron…
-¿Nadie habrá guardado alguno?
-No creo. Nadie se preocupa de esas cosas…
Da la impresión que como lazo de trascendencia, los pescaditos no le dieron resultado...
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