No existe un abismo entre aquellos que piensan que
escribir es inventarlo todo y quienes señalan que siempre repetimos la lección.
La diferencia es mínima.
Pienso por ejemplo en algunos grandes escritores,
supuestamente innovadores, y no puedo sino reconocer que parafrasean siempre a
algún otro que el tiempo, o quien sabe qué otras razones, nos ha llevado a
olvidar.
Más allá de demorarme en nombres, sin embargo, y
convertir esto en una especie de queja hacia la falta de originalidad, me
interesa sobremanera el otro extremo de este asunto, es decir, el repetir la
lección, incluso sin tener plena consciencia de estar haciéndolo.
Y es que sinceramente, así como me parece una
acción noble el repetir la lección, también considero que desconocemos que la
estamos repitiendo, pues hemos olvidado aquello que los otros han hecho
previamente y somos incapaces, muchas veces, de reconocer y valorar de buena
forma aquellas primeras observaciones.
Dicho ya lo anterior, no queda sino establecer un
nuevo vínculo entre aquello que escribimos y aquello que vivimos. Así, no
resulta extraño plantear que no existe un abismo entre quienes viven pensando
que vivir es inventarlo todo y quienes señalan que siempre repetimos la
lección.
La diferencia es mínima.
Pienso por ejemplo…
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