martes, 18 de noviembre de 2014

Formas de ejercer la libertad (I)


-Me gusta fumar –me dijo-. Es la única libertad que ejerzo. Me la coartan con distintas leyes e impuestos, pero de todas formas puedo hacerlo… ya voy por tres cajetillas diarias…

-¿Tres…?

-Sí, tres… -confirmó-. Al principio me era extraño que el cigarrillo me apasionara de esa forma, pero ahora lo siento casi como un proyecto… la única hueá que verdaderamente elijo y que tiene que ver solo conmigo… O sea, todas las otras cosas que uno hace pueden parecer elecciones, pero en el fondo no son manifestaciones de una libertad plena, como cuando eliges lo que comes en un menú que siempre tiene cierta cantidad de platos… o eliges una universidad, o hasta un trabajo… pero nunca es totalmente libre… siempre hay que elegir una de dos, me refiero… nunca dos.

-¿Dos…?

-Sí po… dos –reiteró-. Pero más importante que eso es que el cigarro es solo por mí… y para mí. O sea, me echo esa mierda dentro y luego la expulso… Y claro, me contamino, pero yo elijo hacerlo… eso es la plena libertad, hacerte mierda sin un objetivo claro. Porque el estudio, el trabajo… todo eso que también nos hace mierda, de cierta forma es necesario, te da algo, o te acerca a algo, por último… ¿pero qué mierda te da el cigarro? Además lo expulsas directamente… es como restregarle tu libertad al mundo… a las cosas supuestamente llenas de sentido… no existe un por qué ni un para qué fumar… y hasta puedes fumar tres cajetillas diarias sin saberlo… y sin que eso importe, por supuesto… Es como si cuando fumaras pudieses demarcar tu condición en relación al resto… yo fumo, yo me hago mierda, yo no tengo razones. Yo soy uno.

-¿Uno?

-Claro, uno –me explicó-. Porque pueden haber millones que fumen, pero tu fumas por ti… y la ausencia de razones es la que hace justamente que permanezcas diferenciado cuando fumas… una especie de conciencia a partir de un vacío… Como si en vez de ser uno, en realidad nos afirmáramos siendo realmente cero.

-¿Cero?

-Sí. Nada. Cero. Una especie de tubo por donde pasa el humo. Pero eso es justamente lo mejor. Me puedo permitir ser un tubo. Anularme por completo… desvanecerme con el humo. Como si fumar fuese levantar los hombros todo el tiempo mientras el mundo te pregunta algo… Igual que cuando te tapaban los ojos y te preguntaban quién había sido.  Igual solo que ahora puedes omitir responder alguna cosa y encender un cigarro… Qué respondan los otros, por último... todos los otros, menos uno.

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