Hace tiempo que no veía dos lunas.
De hecho, conversando el otro día, había logrado
convencerme que mis recuerdos eran falsos.
Y es que son varias las veces en que he visto dos
lunas.
Hoy, por cierto, debe haber sido ya la quinta, o
sexta experiencia.
Y claro, yo me pregunto entonces qué es lo que
ocurre.
Qué significado hay…
Qué quieren que haga yo con dos lunas.
¿Guardar el secreto?
¿Escribir algo sobre aquello?
¿Intentar convencer a alguien sobre la certeza de esa
experiencia?
Sinceramente no comprendo.
No comprendo el para qué, me refiero.
Porque claro, en lo que respecta a las dos lunas,
como fenómeno, no me parece ya algo tan extraordinario como suena.
Y es que una vez que las ves, me refiero, es un
hecho tan sencillo como cualquier otro.
Ahí están
otra vez las dos lunas, me digo simplemente.
¿Y saben? En el momento mismo ni siquiera me dan ganas de compartir
aquello con otros.
Ellos pueden levantar la vista,
me digo.
Y es que si bien no existe molestia de mi parte, me parece indudable que nadie creerá hasta que observen las dos lunas por sí mismos.
Así, finalmente, no me queda sino invitarlo a usted a abrir los ojos, querido lector, cuando guste.
Le cedo el turno.
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