lunes, 17 de noviembre de 2014

El acertijo del pequeño restaurant de comida mexicana.


Un amigo puso un pequeño restaurant de comida mexicana.

Me invitan varias veces, pero solo termino yendo hoy, a cuatro meses de que lo hubiesen inaugurado.

Al parecer no le ha ido muy bien, pero no se queja y me invita, en cambio, a probar varias preparaciones.

Yo acepto.

Mientras, conversamos un rato.

Él me cuenta entonces sobre un par de monjas que vienen a diario a comer, vestidas con sus hábitos.

-Piden siempre comida picante –me cuenta-. Comida picante y con extra picante… Nunca las he visto hacer un gesto de desagrado o donde se demuestre que el picante les ha afectado…

-Ya –digo yo.

Así, vamos pasando sobre varios otros temas hasta que decido irme del lugar.

Justo entonces llegan las monjas.

Vestidas de negro, por supuesto... y pidiendo el plato más picante que tengan

Mi amigo las atiende, con naturalidad.

Yo observo.

No parecen rezar, ni cruzar palabras… Solo esperan el plato y luego comienzan a comer aquello que les llevó mi amigo.

Y claro… resulta ser cierto aquello de que no muestran, en su rostro, expresión alguna.

De esta forma, pasan unos veinte minutos… comen, pagan… y se van.

-Estoy seguro que esto es un enigma –comenta mi amigo-. Pero no consigo saber de qué enigma se trata…

-¿Y si no es en realidad un enigma? -digo yo.

Mi amigo se lo piensa un poco y luego comenta.

-Si no es un enigma habrá que inventarle uno… -dice simplemente.

Pero claro, justo entonces regresan las monjas.

Una de ellas pareciera que quiere decirnos algo.

Yo no creo que haya vuelto.

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