sábado, 7 de junio de 2014

No son círculos.


Son las doce.

Camino cerca de casa,

Me entregan un lápiz y un papel y me piden que dibuje un círculo perfecto.

Inusualmente expectante, la mujer que me entrega el lápiz espera a unos pocos pasos.

Dibujo.

Sin alzar la mano, dibujo la figura más cercana a los requerimientos.

No resulta perfecto.

Pero claro… la perfección viene un poco a eclipsar el día.

Son la una.

La mujer que me pidió dibujar, detalla aspectos sobre el dibujo.

Yo los olvido.

Entonces, habla de la única forma de lograr el círculo perfecto.

No me convence su forma, pero lo escucho.

Son las dos.

Ya a solas, intento hacer, infructuosamente, el círculo perfecto.

Sin embargo, no me acerco a la perfección, ni por un instante.

Abro una cerveza.

Pienso en círculos.

Pienso en la naturaleza.

Pienso en aquello que llamamos “nuestros talentos”.

Ni siquiera Dios lo logró, me digo para darme ánimos.

Son las tres.

3 comentarios:

  1. El círculo perfecto ya está en ti y en todos, ese es el verdadero que ha dibujado la naturaleza en cada ser vivo dentro de su propio cascarón donde espera... Y, a su vez, dentro del Universo de donde forma parte.
    El grado de perfección depende del mismo círculo y no de quien lo dibuja. Me explicó mi profesor de dibujo en Bellas Artes. con el tiempo supe que nos desplazamos dentro de un círculo que a su vez hay otro que lo mantiene y por si fuese poco la vida gira en círculos y así sucesivamente. Es maravilloso. Saludos.

    Me ha encantado

    ResponderEliminar
  2. Yo diría que tú eres un circulo y tú eres una línea...

    ResponderEliminar

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales