Envidio a la pared del patio cuando recibe el sol.
Envidio a la pared del patio cuando se moja por la lluvia.
Envidio a la pared del patio cuando trepan por ella algunos bichos o se
le posa un pájaro.
Envidio a la pared del patio cuando descubro que está creciendo musgo,
desde su base.
Envidio a la pared del patio porque no espera nada de los otros y
brinda sombra sin saberlo.
Envidio a la pared del patio porque acaricia transparente a todo aquel
que la acaricia.
Envidio a la pared del patio porque es, tal vez, un corazón dormido.
Envidio a la pared del patio porque acepta la vida sin reparos, y así
la comprende.
Envidio a la pared del patio porque la vida se le encarama como si
fueran niños.
Envidio a la pared del patio porque sabe poquito y porque todo lo
olvida.
…
¡Qué mayor belleza que no saber para qué se vive…!
¡Qué mayor belleza que nunca preguntárselo…!
…
Envidio a la pared del patio porque no se ha cuestionado el sentido de
sí misma y de las cosas.
Envidio a la pared del patio porque a ella le debe ser más fácil creer
en Dios.
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