Encuentro un block con algunas acuarelas de una época lejana. De entre ellas, corto y escaneo una que tiene atrás unos versos, que transcribo. No quiero hablar de otras cosas. Tampoco corrijo los versos, que a veces delatan haberse escrito así, de una tanda. Cierro los ojos para dormir, pero no puedo. Abro los ojos. Lo intento. Así estoy.
**La noche que no es.
Durante algunos minutos
permanecieron en silencio
Él tenía una mano empuñada y
ella tenía las suyas abiertas
Quién sabe cuán distintos eran
sus silencios
Pero entre ellos algo así como
un acorde no determinado
O algo así como una música que
se desvanece demasiado lejana
Algo en definitiva estaba ahí
como una flor en medio de ambos
Pero el azar a veces, o el infortunio
aquel al que tememos dar nombre
Hizo del silencio de ambos un
nudo que los amarró de espaldas al mástil de la vida
Y el hombre aquel de mano
empuñada, ojos también empuñaba como para asirse a sí mismo
Quién sabe si el nombre aquel
del infortunio no era su mismo nombre
Aquella invocación lanzada como
una piedra irracionalmente hacia lo alto
Quién sabe si el nombre aquel del
infortunio era el silencio mismo. O aquella flor
No. Ocasiones hay en que se
invoca la noche sin desearlo
Y de manos abiertas o empuñadas
en medio de la tormenta y sin sirenas
Como un cuervo agitado quién
sabe si es el silencio mismo quien viene a picotear los ojos
Entonces, en medio de la noche
las sombras cobran peso. Aplastan las sombras en la noche
Pesan como animales muertos.
Como manos abiertas por las que no escurre el aire
Aplasta el sol con sus rayos que
nada ve. Ciega entonces el sol. Los ojos siega
De esta forma teme abrir su puño
el hombre
Esconde su brazo para no ver en
su puño una mano abierta recogida
Teme ver el hombre su propio sol
y desvanecerse en lágrimas
Yo soy el hombre muñón. Piensa
el hombre
Mis dedos no se hicieron para
acariciar ni asir lo que no es
Astilla el hombre su nombre como
si un sueño fuese o una flor
No. Nada ve el hombre con sus
ojos astillados y el alma misma como un puño
Nada ve en medio de la noche que
no es
Náufrago de sí mismo quiere ser,
pero en él no hay orillas
Nada sabe el hombre de la flor
que nace a sus espaldas
No sabe de sus manos más que una
es puño y nada encierra
Escapa el hombre de su sangre
pues sordo es hasta de sus propios latidos
Visto desde lejos no sabe el
hombre que en la noche que no es
Él entierra uñas en sus sueños y
solo arranca carne de sí mismo
El hombre muñón no sabe que
florece
Su propio nombre desconoce y
pretende arrancarse a sí mismo de sí mismo
Enternece casi su absurdo y su
mano no empuñada
Quién sabe si busca un nombre ya
olvidado. O acaricia el aire o una flor
No. No es noche la noche que no
es y no es oscura
Y en el silencio un nombre se
agita como una bandera arrancada por el aire
Y el aire llega al hombre como
si de una estatua de barro se tratase
Manos abiertas como diez vidas
ofrecidas lo acarician
Tiembla en el hombre su carne
como si saltasen dentro semillas nuevas
Un nombre escucha en el latido y
el aire del nombre lo despeina
Duelen los músculos del hombre
aferrados al hueso. Agarrotados
Brilla su despliegue como si
lloviesen lámparas encendidas
Entonces una mano aferra al
hombre y su puño se desgarra como en parto
Desde aquí todo puede verse.
Piensa el hombre
Todo puede verse y a la vez
puede perderse todo en un instante
No hay comentarios:
Publicar un comentario