domingo, 11 de mayo de 2014

Globos irrompibles.



Una empresa china anuncia la creación de globos irrompibles.

Al parecer se trata de cierta aleación entre plástico, un tipo de goma y otra sustancia derivada del petróleo, no muy tóxica.

La noticia sale en una revista de fin de semana, mientras tomo desayuno.

Según leo, la gracia principal del material es su maleabilidad y la hermeticidad, por lo que no dejaría, bajo ningún motivo salir el aire, luego de ser sellada.

Asimismo, cierta característica en su densidad llevaría a que, cuando se utilizase en globos, hasta los pinchazos no derivarían necesariamente en el típico globo reventado, sino que el material se regeneraría y solo dejaría escapar en el intervalo, una leve suma de aire, apenas perceptible.

De esta forma, tras leer la noticia –e imaginar las consecuencias, por supuesto-, comencé a pensar en qué se haría con todos aquellos globos luego de haber sido utilizados.

Es decir… supongamos que un cumpleaños hemos empleado doce globos. De colores, claro. Bien inflados… ¿Qué hacemos una vez terminada nuestra celebración? ¿Cómo los guardamos, por ejemplo?

Cierro los ojos entonces y comienzo a imaginar una serie de globos por todos lados. En los patios, en el lavamanos del baño… otros estorbándonos mientras caminamos por la casa y otros hasta por las calles. Intentando ser mordidos por nuestras mascotas o hasta perros callejeros… ¿se hacen la idea?

Pues bien… de esas imágenes pasé luego a una sensación extraña…

Una que tenía que ver con estar rodeado de globos, chocando con ellos en todo sitio… Una sensación que bien podía revelar lo pequeño que somos en medo de todo ese material que se revela vacío, en el fondo… más allá de sus clores brillantes…

Así, rodeado de esos colores vivos, livianos, pero demandantes de espacio, me imaginé entonces intentando cocinar, simplemente, u ordenar la biblioteca, ya que se los cuento desde acá…

¡Qué desesperante…!

Y es que claro, no cuesta nada crear algo luego para reventar finalmente los globos irrompibles y recuperar nuestro espacio… nuestra movilidad…

Pero se trata también de otra cosa.

Otra cosa similar a esos globos chinos, tal vez, y que se va comiendo también, aunque de otra forma, nuestro propio espacio.

Otra cosa de la que no voy a hablar, directamente, hoy día…

Ahora bien… ¿es posible extraer alguna moraleja de todo esto?

Mmm… tal vez…

Tener cuidado al inflar globos para alguna celebración…

Tener cuidado de los colores brillantes…

Y es que nunca se sabe cuándo podrán ser de esos irrompibles, y nos llenemos irremediablemente de ese tipo de cosas.

Eso es todo.


¡¡Puff…!!

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