sábado, 24 de mayo de 2014

Con la lluvia y el invierno aparecen las cosas reales.



-Con la lluvia y el invierno aparecen las cosas reales… por eso me gusta el invierno.

-…

-Me refiero a que aparece la verdadera piedra, la verdadera tierra bajo el barro… ¿No te has fijado?

-…

-Tras la lluvia, por ejemplo… ¿has visto las piedras mojadas, tras la lluvia? Como que aparecen los colores ocultos, o hasta rostros en las piedras, si las miras bien…

-…

-Si siguiera lloviendo, yo creo que aparecería lo real… Como que el barro escurriría y dejaría algo al descubierto… ¿Qué crees tú?

-¿Algo como qué?

-¿Algo como qué, qué?

-¿Qué es ese algo que quedaría al descubierto?

-Ah… no sé… algo real… más real que sin lluvia…

-¿Y si lloviese mucho?

-¿Cómo…?

-Si llueve mucho y en vez de dejar al descubierto todo se inunda…

-También sirve eso, creo yo… O sea, eso también me da la impresión de algo verdadero… algo que puede ser cubierto… como que hasta uno es más verdadero de esa forma…

-¿Uno es más verdadero cubierto de agua?

-Suena tonto, pero tal vez sí… O más consciente de ti mismo, al menos… Como cuando los niños se esconden bajo las sábanas… Debe ser hermoso eso, no crees, el mundo entero bajo las sábanas… bajo el agua…

-…

-Estoy seguro que las cosas falsas flotarían… nuestras inconsistencias… nuestras pequeñas y grandes mentiras… todo eso se iría a la superficie…

-¿Al final hablas del invierno o de estar bajo el agua…?

-Del invierno, claro…

-…

-O sea, simplemente digo que el invierno nos despoja de eso que es falso… como a los árboles… estoy seguro que son más ellos mismos, desnudos, en invierno…

-¿Y servirá eso para algo?

-¿Qué cosa?

-Ser más uno mismo… saber eso al menos…

-Pues no sé, yo…

-Pues, entonces cambiemos de tema.

-…

-¿Estás de acuerdo?

-Ok. Cambiemos de tema.

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