martes, 20 de mayo de 2014

Un paseo / Un perro pekinés / Algunas gotas



Uno de mis vecinos trabaja paseando perros.

Compró unas correas especiales y hace turnos en los que se encarga de pasear al menos diez.

A veces lo encuentro en la plaza o caminando por calles cercanas.

Siempre avanza al mismo ritmo y con una expresión serena.

No parece desagradarle su trabajo.


Un día nos topamos en una vereda y nos saludamos.

Su expresión no era tan tranquila como de costumbre.

-Uno de los perros habla –me dice-. Necesito que me ayudes a ver cuál es.

Yo pienso que está bromeando, pero le sigo el juego.

-Finge que hablamos otra cosa y permanece atento… -me dice.

Yo lo hago.

Sin fe.

A los minutos, sin embargo, descubro que no es broma, pues escucho claramente a un pekinés decir algo sobre el tiempo.

-Parece que va a llover –escuché decir al perro.

Entonces, a punto de avisar a mi vecino, me permito levantar la vista y mirar el cielo, para ver si la impresión es cierta…

Y claro… justo entonces me llega una gota, en la frente.

Luego llegó otra.

Y bueno… se me olvidó todo, salvo esas pequeñas gotas.

Mi vecino debe haber esperado un poco y luego simplemente se fue.

Yo, en tanto, me quedé ahí, justo bajo una tercera y una cuarta gota… maravillado.

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