-Imagínatelo –me dijo-, estás frente a un edificio
altísimo… un edificio de departamentos… quizá el más alto de los que has visto…
Pues bien, tú estás abajo, mirando el edificio… ¿qué es lo primero que piensas?
-¿Cómo…? –pregunté-. ¿Qué pienso respecto a qué…?
-Respecto al edificio, por supuesto… ¿Qué es lo
primero que piensas cuando lo miras?
-Eh… no sé, tal vez en el último piso… o me pregunto hasta
dónde llega…
-¡Exacto! –exclamó-. Todos piensan en el último
piso.
-¿Y…?
-¿No te parece raro…? –dijo él-. Todos miran el
edificio desde abajo y lo único que piensan es en el último piso, o en la
azotea…
-Eh… pues no sé… -dije yo-, ¿pero es malo, según tú?
-Pues no sé si llamarlo así… pero al menos es llamativo
cómo nadie se preocupa de los primeros pisos, o hasta del subterráneo… ¿te
imaginas alguien viendo por primera vez ese edificio y fijando su atención en
el cuarto piso…? Preguntándose quién vive ahí, o cosas así…
-Pues no… no realmente –acepté.
-¿Lo ves…? Ese es el verdadero problema… Hay que
aprender a partir de abajo… apreciar más lo que es más cercano a tu experiencia…
Eso es lo que impide los logros…
-¿Qué logros? –pregunté.
-Cualquier logro… -contestó-. Todos los logros…
Pensar que miramos a los otros cuando en realidad miramos sobre ellos…
preocuparnos de creer en dios antes de nosotros mismos… ¿no te das cuenta? Todas
nuestras acciones resultan erradas por una misma actitud…
-Mmm… puede ser –admití-. Pero en concreto…
¿propones algo en particular?
-¿A ti o en general? –me preguntó.
-A mí –aclaré.
-Pues no sé bien… quizá debas tener más cuidado
cuando miras la hoja en blanco –me dijo-.
-¿Cuándo quiera escribir?
-Claro… olvídate del gran texto, de la gran idea,
del gran mensaje…
-¿Y me fijo en qué?
-En lo que está más cerca… ya sabes… en los miedos
pequeños, en los ruidos… en los gestos de los otros…
-¿Y la azotea…? ¿Va a llegar alguien a ese último
piso?
-No lo sé… pero quizá el edificio es tan alto que
hasta falte aire en la azotea… o hasta sea muy artificial, o no nos guste… ¿te
imaginas? Toda tu vida subiendo a un lugar que finalmente no era lo que
esperabas…
-¿Y los otros? ¿Acaso lo que está cerca es más
fácil…?
-Nunca dije eso. Pero es más necesario.
-De acuerdo… supongamos que te creo… ¿qué hago
ahora?
-Borras el texto que habías escrito y partes
copiando esta misma conversación.
-¿Y mañana?
-Mañana te cuidas de no mirar más allá de los otros…
riegas las plantas, te mojas el rostro, caminas un poco… Tú sabes… no arranques,
simplemente, cuando tengas miedo.
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