miércoles, 13 de noviembre de 2013

Poco antes o después.

“-El trabajo es horrible –afirmó Colin-.
Rebaja al hombre al nivel de la máquina”.
B. V.


Poco antes o después
de la muerte del hombre
el corazón del hombre
deja de latir.

Nunca es un acontecimiento simultáneo.

No es un hecho exacto.

Científicamente no es exacto, me refiero.

De hecho,
gran parte de lo que entendemos de la vida
se origina en esa sutil diferencia.

Y es que no morimos
directamente
porque nuestro corazón deje de latir;

asimismo,
nuestro corazón no deja de latir,
necesariamente,
en el momento exacto en que morimos.

Con todo,
no son juegos de palabras.

No se trata de hacer definiciones
ni aclaraciones teóricas
antes de seguir.

Y es que se trata, más bien,
de aclarar que el corazón
no late exclusivamente
para mantenernos vivos…

O no de la forma
como solemos entender,
al menos,
dicha condición.

Así,
acerque la mano a su pecho
y pregúntese
qué es eso que lleva a latir
a su corazón…
ya que no recibe acción alguna
ni impulso
de ninguna otra parte del organismo.

Escúchelo latir.

Cerciórese.

Acoja ese latido
como uno más
de la familia.

Comprenda.

Respire.

Y por último,
nuevamente,
comprenda.

Es casi como cargar un hijo.

Es casi como llevar luz.

Es casi como llevar un Dios.

Y es que poco antes o después
de la muerte del hombre
el corazón del hombre
deja de latir.

Eso es, finalmente 
lo único certero.

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