Ante todo, debo aclarar que nadie estaba seguro si era realmente un
pokemon.
Lo encontraron en el bosque, como a los otros, pero este se comportaba
de una manera distinta.
Aparece en una obra de teatro japonesa escrita por una niña de 8 años.
Me piden que ayude a adaptar la historia para presentarla en un
concurso de obras infantiles.
Yo acepto principalmente para conocer la historia y para que me den
entradas.
La obra es muy sencilla.
Todo ocurre en un bosque.
Hay carteles de un torneo pokemon y se menciona un premio.
Entonces unos niños van al bosque a atrapar un pokemon para poder
participar.
Así, bajo un árbol de manzanas, encuentran uno de lo más extraño.
No es conocido y además está en silencio, por lo que no se puede saber
su nombre.
Recuerden que los pokemon solo dicen su nombre, al hablar.
De hecho, los niños le hablan, pero el pokemon no responde.
Así, como respuesta, se limita a negar con la cabeza y se mueve lentamente.
Por eso, principalmente, lo bautizan con el nombre de “No”.
Y claro… lo llevan a batalla.
Durante el camino, intentan hacerlo evolucionar, pero el pokemon se
niega.
Por si fuera poco, ya en batalla, el pokemon también se niega a pelear.
Lo vencen fácilmente.
Ya de regreso, la única niña que quiso quedarse con el pokemon comienza
a dudar si es o no, un ser de esta especie.
Así, regresa con él hasta el árbol de manzanas.
Por último, la niña concluye que no es un pokemon, sino que es el pequeño
dios del bosque.
¿Si eres un dios, por qué dices
que no?, se pregunta la niña, en el final de la obra.
Justo entonces una manzana cae del árbol, la niña se agacha a
recogerla, y se acaba la obra.
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