lunes, 25 de noviembre de 2013

Tienes todas las pistas.

“-¿Se puede reparar?
-Sí, eso es lo bueno de las cosas.”



Tienes todas las pistas que necesitas.

Huellas, objetos olvidados, pequeños signos por toda la casa.

Con todo, siempre hay algo que frena, antes de la resolución.

Es como la pareja que pasó la vida mintiéndose, y que deciden no arruinarse con la verdad.

Así, la primera conclusión a la que llegas es que falta un caso.

Un caso concreto, me refiero.

Algo que resolver: un crimen, un motivo, un culpable.

Y es que de tanto buscar en los cajones de los otros, comprendiste de pronto que casi todas las vidas están formadas por los mismos elementos.

Y claro… lo comprobaste también hurgando en tus propios cajones.

Fotos viejas, cartas dobladas, apuntes de cosas por hacer.

Pueden cambiarse por discos o pendrives, pero en el fondo es un cambio menor.

Nada que altere el descubrimiento mayor, me refiero.

Así, entre los papeles, eliges uno en blanco y buscas un lápiz que aún escriba.

Y es que si bien no hay un caso  concreto, sí hay ciertas conclusiones que es bueno no olvidar.

Hicimos todo esto, para así no tener otra vida, anotas.

No es una conclusión muy alentadora, pero al menos eres un buen detective.

No desaprovechaste las pistas.

Ahora puedes dormir tranquilo.

2 comentarios:

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