Intento introducir las llaves en la cerradura.
Una. Dos. Tres veces.
A la sexta lo consigo y abro la puerta.
Entonces estoy entre mis cosas.
No sé por qué me desespero por llegar hasta mis cosas.
Mis libros, ante todo.
Casi todo son libros.
Llevo algunos hasta la cama.
Esa es más o menos la rutina.
Cocino algo.
Me ducho.
Las sensaciones no son distintas a mis acciones.
Hace tiempo que no escucho a Janacek.
Los discos, incluso, tienen un poco de polvo.
Antes, además, acertaba con las llaves al primer intento.
Estas cosas están dejando de ser mías, pienso entonces.
Riego las plantas.
Observo la biblioteca.
Todo parece existir de una forma ajena.
Los libros se desgajan de mi corazón.
¿miedo a perderlos, o inercia dejando de ser uno mismo? quizás el proceso del aprendizaje trascendental implica un natural desprendimiento de las cosas materiales. Me inclino por esto último.
ResponderEliminarHacía bastante que no pasaba a leerte. Falta de tiempo que intento compensar.
=)