viernes, 9 de agosto de 2013

Importantes deformidades.


-Buenas tardes –dijo-. Me he acercado hasta ustedes con mucho respeto y vergüenza para pedir algún tipo de colaboración. Como verán, sufro de importantes deformidades que me impiden trabajar, como cualquier persona, y solo me queda la opción de recurrir a ustedes y…

-Disculpe –dijo otro, que estaba a un costado-. No quiero ponerlo en duda, pero… ¿habló usted de deformidades?

-Claro… importantes deformidades que me llevan a ser rechazado cada vez que solicito empleo y que…

-Pero… eh… ¿le incomodaría decirme cuáles son sus deformidades? Es que lo veo a usted totalmente normal y…

-¿Se está burlando de mí?

-No, por supuesto que no…

-Pues mis deformidades son evidentes… y es un problema gravísimo… No creo merecer que usted se burle de esa forma…

-Pero… sinceramente lo veo normal… es decir, lo vi caminar y sus piernas, por ejemplo…

-Esas no son mis piernas. Parecen piernas, a primera vista… pero en realidad son brazos.

-¿Brazos?

-Claro… No me haga repetirlo, por favor, que me avergüenzo… pero sí, son brazos.

-Pero parecen piernas.

-Claro que lo parecen, eso es lo peor de mis deformidades… Mis múltiples problemas parecen tener una deformidad más profunda…

-¿Tiene más problemas?

-Por supuesto. Míreme el rostro…

-Mmm… ¿qué le sucede en el rostro?

-¿También lo ve normal?

-Eh… sí. No noto nada extraño.

-Pues fíjese en mi ojo derecho… también parece normal, pero en realidad se trata de un ojo izquierdo…

-¿Quiere decir que tiene los ojos intercambiados?

-No, peor aún… tengo dos ojos izquierdos…

-Oh…

-También me ocurre lo mismo con las orejas… o hasta con órganos más complejos intercambiados… mire…

-¿Sus manos?

-Más en detalle… Mire esa que parece la uña del dedo gordo…

-Ya.

-Pues ese es mi corazón.

-¡No…!

-Sí, es mi corazón. Y lo peor es que a veces lo olvido y hasta lo masco un poco…

-…

-Todos lo olvidan, es cierto, pero en mi caso está en la superficie… y la vida entera así parece una cosa distinta…

-Sí, que es grave su problema…

-Por supuesto. No le estaría pidiendo ayuda si no fuese así.

-Tiene razón. Disculpe por dudar de usted… Tome, es todo lo que tengo…

-Gracias. ¿Sabe…? Tiene usted un buen corazón.

-Tal vez… aunque lo que me tranquiliza es que al menos esté en su sitio.

-¿Su corazón?

-Claro.

-Pues no se confíe de eso… a veces uno debiese comprobar algunas cosas…

-¿Está usted seguro?

-Sí, pero no lo ande divulgando por ahí…

-Gracias, seguiré su consejo.

-Hará bien, entonces. Buenas tardes.

-Buenas tardes…

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