-Buenas tardes –dijo-. Me he acercado hasta ustedes
con mucho respeto y vergüenza para pedir algún tipo de colaboración. Como
verán, sufro de importantes deformidades que me impiden trabajar, como
cualquier persona, y solo me queda la opción de recurrir a ustedes y…
-Disculpe –dijo otro, que estaba a un costado-. No
quiero ponerlo en duda, pero… ¿habló usted de deformidades?
-Claro… importantes deformidades que me llevan a ser
rechazado cada vez que solicito empleo y que…
-Pero… eh… ¿le incomodaría decirme cuáles son sus
deformidades? Es que lo veo a usted totalmente normal y…
-¿Se está burlando de mí?
-No, por supuesto que no…
-Pues mis deformidades son evidentes… y es un problema
gravísimo… No creo merecer que usted se burle de esa forma…
-Pero… sinceramente lo veo normal… es decir, lo vi
caminar y sus piernas, por ejemplo…
-Esas no son mis piernas. Parecen piernas, a
primera vista… pero en realidad son brazos.
-¿Brazos?
-Claro… No me haga repetirlo, por favor, que me
avergüenzo… pero sí, son brazos.
-Pero parecen piernas.
-Claro que lo parecen, eso es lo peor de mis
deformidades… Mis múltiples problemas parecen tener una deformidad más profunda…
-¿Tiene más problemas?
-Por supuesto. Míreme el rostro…
-Mmm… ¿qué le sucede en el rostro?
-¿También lo ve normal?
-Eh… sí. No noto nada extraño.
-Pues fíjese en mi ojo derecho… también parece
normal, pero en realidad se trata de un ojo izquierdo…
-¿Quiere decir que tiene los ojos intercambiados?
-No, peor aún… tengo dos ojos izquierdos…
-Oh…
-También me ocurre lo mismo con las orejas… o hasta
con órganos más complejos intercambiados… mire…
-¿Sus manos?
-Más en detalle… Mire esa que parece la uña del
dedo gordo…
-Ya.
-Pues ese es mi corazón.
-¡No…!
-Sí, es mi corazón. Y lo peor es que a veces lo
olvido y hasta lo masco un poco…
-…
-Todos lo olvidan, es cierto, pero en mi caso está
en la superficie… y la vida entera así parece una cosa distinta…
-Sí, que es grave su problema…
-Por supuesto. No le estaría pidiendo ayuda si no
fuese así.
-Tiene razón. Disculpe por dudar de usted… Tome, es
todo lo que tengo…
-Gracias. ¿Sabe…? Tiene usted un buen corazón.
-Tal vez… aunque lo que me tranquiliza es que al
menos esté en su sitio.
-¿Su corazón?
-Claro.
-Pues no se confíe de eso… a veces uno debiese
comprobar algunas cosas…
-¿Está usted seguro?
-Sí, pero no lo ande divulgando por ahí…
-Gracias, seguiré su consejo.
-Hará bien, entonces. Buenas tardes.
-Buenas tardes…
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