lunes, 15 de julio de 2013

Obsesiones.


-No sé qué me pasa –dijo-. O sea, sé un poco porque hay hechos… acciones concretas… pero igual no es saber realmente… es decir, no hay razones, motivos, objetivos claros…

-No te entiendo.

-Hablo de una obsesión… o no sé si es obsesión, pero así se entiende más fácil… tiene que ver con lo de la playa… ¿te has fijado que siempre me niego a ir?

-No –señalé.

-Bueno… pero es así. Lo que pasa es que me ocurría algo con la arena, en las mañanas… Justo después que baja a marea y toda la arena está lisa… ¿te haces la idea?

-Sí.

-Pues bien… a mí me gustaba madrugar e ir a esas horas. Mi abuelo tenía casa cerca así que me acostumbré y de a poco comenzó eso de la obsesión…

-¿Lo de ir en las mañanas?

-No… o sea, iba porque me gustaba ver la arena así, pero con el tiempo me empecé a obsesionar con que la arena siguiera así… lisa, me refiero. Sin huellas.

-Querías la playa para ti.

-No… No es eso. Yo quería la playa para nadie… o para ella misma… Que nadie la pisara, como te decía, ni siquiera los pájaros…

-¿Los pájaros?

-Claro… ni siquiera las gaviotas, por ejemplo… en mi periodo más crítico, de hecho, recuerdo que hasta les gritaba para que no bajasen…

-¿Y qué pasó?

-¿Con las gaviotas?

-No, con el problema en general.

-Que se complicó. Algunas veces me tenían que llevar donde mi abuelo, pues llegué a hacer algunos escándalos… gritarle a la gente, cosas así, tampoco nada tan grave… El problema grave era conmigo…

-¿Cómo…?

-Que lo terrible me pasaba a mí, a fin de cuentas. El nerviosismo, la desesperación… y es que de verdad yo sufría cuando volvían a ensuciar la arena… o sea, a pisarla…

-¿Para ti que la pisaran era que la ensuciaran?

-Sí, más o menos… era como hacer eterno un trabajo… el mar volvía a limpiar cada noche y a dejarla lisa, pero por la mañana comenzaban nuevamente las huellas… era como un absurdo que no podía aguantar, una especie de círculo vicioso…

-O como un sistema.

-Quizá, pero para mí la idea de un sistema no es solo un proceso ni un funcionamiento, sino un para qué… no sé si me entiendes.

-Sí, disculpa, es que estaba siendo egoísta y pensaba en mis escritos… nunca vuelvo a leerlos… No es que se borren, claro, pero no los hago con la idea que perduren o algo así… es como un sistema "por mientras"… para mí también están borrados por la mañana…

-Mmm…

-Pero cuéntame –insistí-. ¿Qué ocurrió con tu obsesión?

-Muchas cosas, realmente… mi abuelo me encerraba en casa, primero… luego un doctor, junto con darme pastillas me recomendó que eligiera un espacio concreto, pequeño, y que fuese protegiendo aquello… en la misma playa, claro…

-¿Como marcar un cuadrado o algo así?

-Claro… de hecho eso fue lo que hice, literalmente… primero muy grandes hasta que tuve que reducirlos… un metro por último… pero debía vigilar esos espacios… Igual era obsesivo, lo reconozco, pero se podía convivir con eso.

-¿Todavía te ocurre?

-Sí pero ya no voy… De todas formas intento centrarme en lo hermoso que resulta el borrado de todas esas huellas que en el fondo no marcan camino alguno… No imaginas lo hermosa que es la playa así… el mundo entero…

-…

-Dentro de uno también podría ocurrir así, ¿no crees?

-No sé… -le dije-. No creo.

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