Estamos borrachos así que me demoro en entender.
Así, casi al final de su explicación escucho una frase extraña, y le
pregunto:
-¿Dijiste un puntero láser?
Mi amigo me mira atento, con una expresión seria.
-Ya te lo conté po, hueón… te he hablado todo el rato de la hueá y tú
estabay como poniendo atención…
-No, si escuché, te lo digo pa que te ordenís tú, no más…
-Mmm… a ver… ¿de quién era el puntero láser…?
-¿Qué puntero láser?
-¡Viste, hueón…! Si yo te lo dije clarito: el puntero láser de Dios…
-Estay borracho, hueón…
-¡Y vos también po, hueón!
-Pero yo no imagino que te cuento historias y después me enojo… esa
hueá si que es estar mal…
-¿De verdad no te lo conté…?
-No po, hueón, estabay puro mirando pal lado… como pegado en algo…
-¡Puta…! ¡Me cagó de nuevo…!
-¿La Sole?
-No, hueón, Dios… si esa es la hueá que te quería decir, que Dios me
está agarrando pal hueveo, apuntándome con su puntero láser…
-¿El puntero láser de Dios?
-Sí, po hueón… me está hueveando con eso… pa mi que ahora apuntó pal
lado y me desconcentré con la luz…
-Mira… si querís que te crea esa hueá vay a tener que comprar más
cerveza…
-¡Compro po hueón, pero aunque no comprara igual sería verdad…!
-A lo mejor, pero mejor compra –le dije.
Mi amigo pidió dos más.
Luego siguió hablando.
-La primera vez iba manejando… -contó-, estaba todo nublado y de pronto
se forma un espacio entre las nubes y una luz hueona me llega a mí, justo en la
cara…
-¿A ti no más?
-Si po, hueón… era como un rayo… a mí no más y más encima andaba con
los frenos malos así que terminé chocando con un semáforo…
-Chucha.
-Sí, eso mismo dije yo… y eso que ahí todavía no cachaba que Dios me
estaba hueveando con el puntero…
-¿No?
-No po, hueón… si eso te digo… yo pensaba las hueás típicas: el rayo de
sol, no sé… hueás así… normales…
-¿Y cuándo te diste cuenta, entonces?
-Cuando la hueá se repitió hartas veces… y es que era como mucho…
siempre una luz justo en los ojos… como cuando huevean a un jugador, en un
estadio, apuntándole la cara con un puntero láser… ahí relacioné y me di cuenta…
-¿Y tuviste más accidentes por eso?
-Hartos po, hueón… si andaba puro chocando con hueás, ya fuera en auto
o a pata…
-¿Y siempre por la luz en el rostro?
-Sí po… o no en los ojos, pero cerca de uno, y yo me quedaba mirándola
y de pronto me sacaba la cresta… Y bueno… fue así mismo que vi que me cagaba…
-¿Dios?
-No. La Sole. Estaba manejando y de pronto vi que el puntero apuntaba a
una esquina, y caché a la Sole besuqueándose con un hueón…
-Chucha.
-Sí… chucha un poco, pero no tanto. O sea yo estaba más cabreado con
Dios que con la Sole… Es decir… la Sole es humana po hueón, pero Dios no es un
cabro chico pa andarme hueveando…
-Sí po… tenís razón…
-Viste…
Terminamos entonces las cervezas.
Pedimos otra.
La última.
-¿Sabís que voy a hacer para vengarme? –dijo de pronto mi amigo.
-¿Para vengarte de la Sole?
-No, hueón… de Dios.
-Puta… no sé… ¿cómo mierda puede uno vengarse?
-Te lo podría contar, pero es secreto… -dijo mi amigo.
-Te prometo que no cuento –dije yo.
Y bueno, fue entonces que mi amigo confió en mí.
Y me lo contó.
Luego de eso, por supuesto, nos despedimos y nos fuimos del bar.
Yo cumplo mis promesas.
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