Creo que fue John Stuart Mill el que lo dijo. El cerdo aspira a una felicidad de cerdo.
No recuerdo el contexto, pero la frase la escribí en un papel con el que marqué
una vez cierto pasaje de Heródoto. El pasaje, por cierto, hace referencia a una
supuesta costumbre que se tenía en Persia, que consistía en dejar sin efecto
las leyes durante cinco días después de la muerte de un gobernante, para que el
nuevo fuese visto desde un inicio como alguien necesario para la comunidad. Para
restablecer el orden y propiciar nuevamente el desarrollo de dicha comunidad,
me refiero.
Como sea… más allá de intentar establecer vínculos
entre la frase de Stuart Mill y la costumbre persa –cosa que puede ser posible,
pero que no resulta pertinente en este instante-, lo que me queda dando vuelta
es la frase en concreto, como un bloque:
El
cerdo aspira a una felicidad de cerdo.
Y es que escuchaba hablar hoy del deseo de ser felices,
como marcador esencial del sentido de la vida… y bueno, pensaba que al menos
para los cerdos, alcanzar la felicidad de
cerdo, no es algo imposible de conseguir, después de todo.
Nosotros, en cambio, si bien podemos concordar de
cierta forma en hablar de la felicidad como un fin para la vida, ni siquiera
logramos ponernos de acuerdo en qué significa para nosotros dicha felicidad.
En este sentido, al menos, los cerdos inician con
la ventaja de saber –intuir, digamos, o ir naturalmente hacia-, la felicidad de
cerdo… mientras que nosotros, no somos capaces de entender unívocamente, ni
mucho menos dirigirnos por un único camino, a la que podríamos llamar felicidad de hombre.
Así, no estaría de más plantearnos si aspiramos
realmente a una “felicidad humana” –de ser válido este concepto, claro-, o si nos
hemos degradado de tal forma que nuestras aspiraciones son cada día más
similares a esa felicidad de cerdo, o
a cualquier otra que no nos corresponda.
Y no se crea que las jerarquizo… -admiro y hasta
envido de cierta forma la felicidad de cerdo-, pero hay que tener claro que el
placer, en sí mismo, por ejemplo, no puede definir la felicidad humana, a no
ser que el hombre, como decía, no se haya previamente degradado –y anulado-,
hasta ese punto.
Con todo, creo firmemente que esa felicidad humana,
no se aleja de la esfera de lo posible –y hasta de lo sencillo-, más allá que
la felicidad del cerdo, y que la única ventaja que poseen estos últimos, como
mencionaba antes, radica en la claridad para comprender una felicidad ligada
fuertemente a su propia naturaleza, que se acepta sin más, sin cuestionamientos
superfluos ni falsas –o confusas-, autopercepciones.
gracias por escribir esto
ResponderEliminarpor mi parte conocía la frase "la felicidad de los cerdos" en el concepto que son felices con comida basura y con lodo porque no conocen nada más y no son capaces de ver que hay cosas mejores como la libertad
luego todo es subjetivo porque a mi parecer no se puede definir la felicidad pero esa felicidad no debería estar sustentada en la ignorancia
saludos!