La chica esa que bailaba todo de la misma forma...
¿Te acuerdas?
La vimos un día en una fiesta en el barrio L.
No importaba el ritmo, ella repetía siempre los
mismos movimientos.
Tú decías que era un poco como todos…
Pero lo decías sin molestia, sonriendo.
Me refiero a que parecías casi admirar a esa chica.
Si hasta te alegrabas cuando surgía otro ritmo y
ella no cambiaba.
Aunque claro… tú te alegrabas ante casi todo el
mundo.
De hecho, tú tampoco cambiabas tu sonrisa, ahora
que lo pienso.
No digo que fuese falsa, no malentiendas.
Pero sin duda era algo que no cambiaba.
Nada era accidental en ello, me refiero.
Y no importaba cuestionarse si los otros la
merecían.
Por lo mismo, nunca supe concluir si aquello era
justo o no lo era.
Pero bueno… me acordaba también que tú me enviaste
a bailar con esa chica.
No es que me obligaras, por cierto, pero sin duda yo
no lo habría hecho sin algún impulso.
Y sí… fue una sensación extraña, según recuerdo.
Se parece a
ti, fue lo primero que pensé, mientras bailaba con ella.
Y es que mientras bailaba yo también te miraba, a
un costado.
Y claro… tú, sonreías, como siempre, y hablabas un
poco con todos.
No sé por qué eso me molestó tanto en ese momento.
Y es que no eran celos, como decías tú.
Ni tampoco inseguridad o cosas de ese estilo.
Todo era más bien parte de una molestia.
Una molestia porque tú vivías también de la misma
forma, sin importar el ritmo.
Y eso no me pareció tan admirable, como hasta entonces.
De eso me di cuenta mientras bailaba con esa chica.
Porque amar todo es también de cierta forma amar
nada, pensé entonces.
Así, mientras pensaba, se acabó la música.
La chica dejó de bailar y nosotros debíamos irnos.
Tú te despedías de todos y hablabas y hasta te
reías.
Yo estaba serio, en tanto, o al menos ausente.
Luego, cuando salimos del lugar, tú me preguntaste
qué sucedía.
Yo no supe explicarlo.
Los ojos de
esa chica no veían lo mismo que tú, creo que dije.
Ambas no
notan las mismas diferencias, señalé.
Tú pensaste entonces que yo hablaba por celos y que
estaba borracho.
Y bueno… estaba borracho, pero sigo pensando que no
eran celos.
Egoísmo quizá, por no ser una música diferente para
ti… por no hacerte bailar a otro ritmo.
Y claro… egoísmo por no ser visto, o no al menos de
una forma diferente a la del resto del mundo.
Años después, cuando nos despedimos, vi esos mismos
ojos.
Los amaba, claro, pero yo aún quería sentirme como
una música especial.
Nunca quise aceptarlo; aún no puedo hacerlo…
Por otro lado, a veces me pregunto si la chica esa
seguirá bailando aún de la misma forma…
¿Te acuerdas?
Tú decías que era un poco como todos, pero no
explicabas.
Y es que no importaba el ritmo, ella repetía siempre
los mismos movimientos.
A veces nos perdemos en la realidad, que se confunde con nuestros pensamientos.
ResponderEliminarQuizás hayan sido, efectivamente, celos...
que linda entrada Vian, linda por lo real (...mente linda) y no por lo linda de no saber que adjetivo usar.
ResponderEliminarPareciera que todos queremos ser la huella diferente, la música distinta, la cicatriz otra, el tatuaje único and yet...