A mí me gustó la idea.
Y eso que no era mía, por cierto.
La robé de un texto que escribió un ex alumno sobre
un superhéroe que nunca salvaba al mundo. Tenía un nombre, por supuesto, el
superhéroe, pero lo cierto es que no lo recuerdo. En cambio, suelo anteponer al
título el nombre del alumno, en mi memoria.
Quizá por eso, no me extrañó que en la reunión que
tuve hoy, semi borracho, comentara esta historia atribuyéndole el nombre de
aquel alumno al superhéroe ese que nunca salva al mundo.
-¿Un superhéroe que nunca salva al mundo? –me preguntaron.
-Claro –dije yo-. Y es que a veces le piden ayuda, debido
a sus súper poderes, pero al final siempre el superhéroe termina negándose y
mandando a todos a la mierda…
-¿Y eso es un superhéroe…?
-Mmm… -dije yo, mientras lo pensaba.
Y claro, justo cuando iba como en la cuarta “m” comprendí
que, al menos en parte, el hombre con quien hablaba tenía razón…
Y es que si lo pensaba bien, ¿podía ser un
superhéroe alguien que nunca salva al mundo?
Y claro… a punto estaba de mandar todo a la mierda
cuando el hombre aquel pareció gustarle la idea, y hasta empleó un tono más
afable, en sus nuevas proposiciones.
-Podría ser algo interesante –comentó-. Un
personaje anárquico, quizá, o hasta un superhéroe clásico, retirado… que se hubiese
vuelto hacia un lado oscuro…
-No me gusta la idea -comenté.
-Pero si usted la propuso.
-Yo hablé de un superhéroe que nunca salva al mundo
–die entonces-, pero me gustaría más bien un personaje que le haga un bien al
mundo, permitiéndole que este se salve por sí solo…
-¿Alguien que confíe en el mundo?
-No sé… es decir, no sé si es cuestión de
confianza, pero al menos debe dejar la opción de salvación para aquel que de
alguna forma, se quiera salvar…
-Mmm… -dio él.
-¿Mmm qué? –pregunté.
Pero él no tenía nada que agregar.
Así, finalmente, el hombre aquel me propuso trabaja
desde casa y hasta ofreció un buen sueldo.
-No creo que pueda
-me excusé-. Y rechacé la oferta de inmediato.
Y claro, el hombre insistió y yo terminé mandándola
a la mierda, para estar a la altura.
Con todo… visto ahora, con más calma, debo reconocer
que me gustaba aquella idea.
Por lo
mismo, creo que tendré que idear alguna cosa, si pretendo rescatarla.
A eso me avoco, entonces, desde este instante.
Ni un super héroe como Cristo.
ResponderEliminarQuizás sólo con quedarse en el intento de salvarlo pueda el superhéroe en cuestión merecer el reconocimiento como tal. No resulta aceptable en cambio el hecho de abandonar mandando todo a la mierda! ejjeeje
ResponderEliminarLa idea no me termina de convencer, lo que podría sobrar es la palabra nunca.
ResponderEliminarEl tema se plantea en las novelas de robots de Asimov, hasta que punto la protección de los robots no termina por anular la iniciativa humana. Por eso, es que dejan de intervenir abiertamente en la saga de la Fundación, donde se los considera una leyenda.