domingo, 20 de mayo de 2012

¡Qué incompleto era vivir...!



Daba lo mismo cómo. El resultado era siempre algo incompleto, aproximado.

No importaba la edad alcanzada, ni el número de hijos, ni la cantidad de alegrías que hubiésemos tenido. Vivir era algo incompleto de la misma forma como resultaba incompleto Dios, o cualquier sentimiento que nos excedía. Es decir, era incompleto porque no podía establecerse conclusión alguna de aquello que podría llamarse “nuestra existencia”. Y todo derivaba siempre en los mismos espacios vacíos.

Por cierto, yo soy un espacio vacío.

Lo aclaro para que no se me juzgue de pretencioso o soberbio antes de tiempo. Y además para que esos juicios no me hieran.

Y es que puede parecer que no duele exponer ciertas cosas, pero hasta los espacios vacíos sentimos a veces pequeños dolores, imperceptibles casi, para los otros, como los aromas que solo pueden percibir los perros, por ejemplo.

Así, al igual que la vida o la idea de Dios, toda historia resulta siempre una experiencia incompleta. Cortada en algún momento porque nuestro lenguaje no supo darle cabida, o nuestra comprensión no se hizo cargo, o simplemente porque fue conveniente no decirla, para seguir en esto.

Ahora bien, ¿por qué digo todo esto…?

Sencillo:

Porque al igual que muchos, me he pasado la vida intentando completar espacios vacíos, tapando grietas por donde se escapan los afectos y hasta sufriendo porque aquello que creíamos ser, se aleja de nosotros, en vano desperdicio.

Y claro, para evitar el desperdicio a veces lanzo alguna historia, e intento dirigir los afectos que caen hacia algún sector donde otros puedan recogerlos, y reciclarlos.

Pero claro, hoy me doy cuenta que incluso aquello, es una simple forma de egoísmo.

Y todo sigue, finalmente, tan incompleto como antes.

El cansancio.

La necesidad de otros.

La incomprensión de todas esas formas afectivas que dan vueltas, por el mundo.

Y claro, mi dolor tan pequeñito e imperceptible que hasta da ternura…

¡Qué incompleto era vivir…!

¡Qué belleza más extraña…!

7 comentarios:

  1. "Y claro, mi dolor tan pequeñito e imperceptible que hasta da ternura…"

    con este texto en cierto modo también he intentado llenarme un vacío, perdón el egoísmo.

    está delicioso el texto :)
    saludos

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  2. Estamos hechos de pedacitos incompletos, un puzzle inacabado de sensaciones múltiples, con cada pieza ínfima nos construímos imperfectos, insatisfechos unas veces, otras con una aproximación a la felicidad, chispazos. Imposible buscar la perfección en esa belleza auténtica. Besito.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Me gusto mucho el texto, con simples palabras hiciste algo muy interesante, mi parte favorita es "
    Porque al igual que muchos, me he pasado la vida intentando completar espacios vacíos, tapando grietas por donde se escapan los afectos". Escribes muy bien :)

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  5. Espacios vacíos, o quizás pequeñas soledades. Como alguien alguna vez dijo, no somos más que una gran congregación de soledades. ¿O si?

    Me gustó el texto.
    Un beso grande

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