“Niños
tontos, nos llamaba”
Alice Munro.
-Es raro esto de tener esperanzas –me dijo-. O sea,
no es que sea malo, pero al menos es incómodo… es decir, te saca de tu vida, de
tu ritmo, y entonces escuchas una voz que te dice que hay algo mejor… algo que
te espera, me refiero, y quizá hasta pienses que te lo mereces y entonces sí
que estás jodido…
-Espera –interrumpí-, no sé de que hablas y…
-Hablo de tener esperanzas, Vian, de creerse el
cuento de que la felicidad te pertenece, o que las oportunidades
están ahí, para todos… esas mentiras que les gusta decir a los ingenuos, y en la que uno
mismo cae cuando anda más débil…
-¿Y puedo saber por qué me hablas de eso?
-¿Por qué…? ¿Acaso vas a decirme ahora que no lo
sabes…? Te lo digo porque es algo que te saca del lugar al que has llegado… y
te ha costado llegar, tú sabes bien eso…
-No sé ni quién eres, yo…
-Tú no necesitas saber quién soy, solo necesitas
recordar algunas cosas, valorar lo que tienes y no andar extraviado… o no
sentirlo al menos… no debes mirar las luces, Vian…
-¿De qué luces me estás hablando…?
-De las luces, simplemente… de aquello que
deslumbra, pero no existe más que como un destello de algo que está en otro
sitio… algo que no necesitas, Vian…
-…
-¿No entiendes…? Es igual que cuando Cabiria se va
con Alberto Lazzari… ¿te acuerdas…? Si ella hasta pensó que estaba hecha para
la felicidad… pero tú sabes que no fuimos hechos para eso…
-¿Que no fuimos hechos para la felicidad…?
-Por supuesto que no. O no para ese tipo de
felicidad, al menos… O sea, no quiero que sufras, no me malentiendas, pero temo
que te salgas nuevamente del camino por el que habías logrado avanzar…
-¿Y entonces…?
-Y entonces quiero que no aceptes lo que te están
ofreciendo…
-¿Y cómo sabes tú qué me están ofreciendo…?
-Lo sé porque se te ve en los ojos, Vian… porque se
ve que dudas… porque tienes miedo y crees necesitar demasiado de los otros…
-¿Y no debo hacer eso, según tú?
-No. No debes hacerlo. No puedes renunciar ahora…
-¿Y aceptar sería renunciar?
-Sí. Quizá no inmediatamente, pero sí…
-…
-Sé que estás cansado, Vian… no creas que no te
entiendo…
-No es solo eso… estoy amargo…
-Lo sé…
-…
-Pero te queda fuerza, supongo…
-Sí.
-Entonces ocúpala y no aceptes…
-Pero cuando se me acabe… ¿crees que voy a poder
estar de pie…?
-Vas a poder.
-…
-Si hasta Cabiria sonríe al final, ¿no te acuerdas…?
-¿Y eso acaso no es volver al asunto de la
esperanza?
-Sí -me dice mientras sonríe-, pero esta no es de
las esperanzas que joden… y además solo llegan cuando no se les espera…
-¿Eso viniste a decirme?
-Sí. Eso.
-¿Y se puede saber quién te envía, al menos…?
-Mmm… piensa que es Cabiria… -me dijo finalmente-. Sí, piensa que es Cabiria, por esta noche.
Llego aquí a este texto por la casualidad de la casualidad que te llevó a ti a mi blog. Me gusta el texto es dulcemente amargo y te deja con preguntas. me gusta los textos que preguntan. Gracias por el comentario en mi blog :)
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